jueves, 18 de abril de 2024

Primer empleo: una huella en la vida del joven

Sobre la preparación de los más nuevos para la llegada al mundo laboral dialogamos con la máster María Josefa Luis Luis, investigadora del Centro de Estudios sobre la Juventud...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 02/09/2014
0 comentarios

Por estos días, numerosos jóvenes después de unos meses de vacaciones —bien merecidos— enfrentan una nueva etapa de su vida: el mundo laboral, esa puerta abierta a la independencia y a construir un proyecto social diferente. Atrás quedan exámenes estales, trabajos de diplomas, ejercicios prácticos e integradores que abrieron ese camino necesario para su futuro.

La Educación Técnica Profesional o la Universidad han llegado a su fin luego de dos, cinco, seis años de estudio, esfuerzo y dedicación. Enfrentarse ahora a un empleo, puede resultar también un proceso complejo, complicado, difícil, sobre todo en el profundo proceso de reordenamiento laboral emprendido por el país, que requiere mirar atentamente al sector juvenil.

Sobre la preparación de los más nuevos para la llegada al mundo laboral, las experiencias a adquirir en esa etapa trascendental y las condiciones que afectan la orientación profesional, dialogamos con la máster María Josefa Luis Luis, investigadora y jefa del departamento sociopolítico del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ), quien desde el 2002 ha estudiado estos temas.

—¿Cómo preparar a los jóvenes para asumir el primer empleo?

—El primer empleo es significativo en la vida del joven, por ello debe ser algo que deje una huella positiva y para ello hay que prepararlo muy bien. Esa capacitación la definimos como presocialización laboral, donde se desarrollan en los muchachos sus gustos laborales, actitud, responsabilidad por el trabajo… un encargo que no es solo de la escuela, sino también de la familia.

“Otro aspecto está relacionado con la socialización laboral cuando el joven —no importa de qué enseñanza— llega a la entidad. Ese es su primer empleo y es importante que trascienda y cree los cimientos para su futuro laboral, pues de lo que se logre desde el momento inicial será su conducta posterior.

”Ese paso lo llamamos momento de encuentro, donde el joven tiene que entrelazar las expectativas laborales con el mundo en que se encuentra y hay que lograr un ajuste de esos intereses. En ello tiene responsabilidad el centro con el tratamiento que se le facilite. No se puede pensar que el joven es un trabajador formado del todo, pues este no llega conociendo la vida de un trabajador y olvidamos en ese aspecto las relaciones laborales.

”Si se ajustan las expectativas con la situación real que traen, las empresas pueden lograr que el joven permanezca en el centro, se adapte y desarrolle el trabajo con calidad. Si no funciona pasa lo contrario, hace que el muchacho no se sienta utilizado, atendido… y ocurre las inestabilidad y hasta se quiere ir del centro de trabajo”.

—Entonces, ¿por ello se define esta etapa como la más difícil?

—Ese primer empleo es la etapa más difícil y a la vez la más importante, pues constituye una actividad totalmente diferente a la del estudio. Ahora, el joven, desde lo individual, tiene mayores responsabilidades en un centro de trabajo que también incide sobre el colectivo, además los niveles de exigencia son mayores.

“En la escuela constantemente le están midiendo y se ven los resultados, en el trabajo no es así. Puede que pasen dos años y no se sepa cuánto ha avanzado o retrocedido, y ahí tiene que demostrar que lo que aprendió le ha servido, que puede aplicarlo a las condiciones concretas de su trabajo, en fin, son más lentos también los cambios.

”También, en este momento inicial se produce el encuentro entre generaciones. Según demuestran las encuestas nacionales sobre Juventud, el joven siempre se siente señalado y vive en tensión porque es nuevo. Una experiencia mala en el primer empleo tiene alcance en la vida futura del joven, por ello tiene que existir un periodo de adaptación, ya que el joven llega por vez primera al mundo laboral de manera oficial”.

¿Por qué muchos jóvenesse desmotivan y no trabajan en lo mismo que estudian?

—En ocasiones el joven no quiere trabajar porque no se logra esa oportunidad de dejarlo hacer, que sea creativo, que intercambie, que le aporte sus ideas renovadoras al centro laboral. En los últimos años, está pesando mucho el tema de los ingresos.

“Actualmente la mayoría de los jóvenes que laboran en el trabajo por cuenta propia nada tiene que ver con la formación que tuvieron, hay una parte que lo que estudiaron le sirve, y hay otra minoría que sí están ejerciendo en lo que se formaron. Ello está relacionado con el hecho de que no existía una política de formación para ese sector.

”Otro fenómeno que influye es que en el sector estatal se había perdido la correspondencia que debe existir entre la fuerza de trabajo calificada y la que requiere el país. Antes hubo un crecimiento desmedido de graduados de carreras humanísticas, las que fueron priorizadas en un momento determinado y ahora, con la prioridad para el sector productivo, están restringidas o se prioriza la continuidad de estudios en especialidades que respondan al nuevo escenario”.

—¿Qué afecta la orientación profesional de nuestros jóvenes?

—Una de las causas esta relacionada con que siempre estimamos que el joven tiene que saberse las cosas y no insistimos en lograr una verdadera orientación profesional. También influye la falta de preparación de los maestros para realizar esa actividad.

“Las indagaciones de nuestro Centro, donde hemos medido este tema, demuestra que esta generalmente se asocia solo con hacer un círculo de interés para explicarle determinada profesión. Sin embargo, algo tan importante como enseñar al joven a conocerse a sí mismo y hasta dónde puede llegar en el momento de elegir una opción, no lo hacen todos los maestros, y esto puede lograrse incluso, a través de las diferentes materias que se imparten.

”Otro aspecto que determina está vinculado a la familia, pues generalmente los padres piensan en la orientación de sus hijos en el momento que ya el joven está eligiendo su futuro. Eso no es así, a la nueva generación hay que prepararla para ese momento, pues es muy temprano cuando toma esa dedición.

”Debemos estar conscientes del papel de la familia y la escuela para encaminar a nuestros muchachos a la hora de elegir una profesión. La orientación profesional va más allá de informar a los jóvenes de las opciones, por qué tiene que ir para determinada enseñanza, qué aprenderá en ella o no… está asociada también con educarlo en tomar esa decisión”.

—¿Qué ha caracterizado la política cubana de empleo juvenil?

—Desde el triunfo de la Revolución el país ha trabajado, no solo por la formación de los recursos humanos, sino también por garantizar el empleo y convertirlo en una forma de participación social, y por ello esto se cuenta entre los rasgos que distinguen a la política de empleo juvenil.

“Los jóvenes han recibido un tratamiento diferenciado en este aspecto, aun en los momentos más difíciles y tensos vividos por la nación, como la crisis de los años noventa. No obstante, lo ocurrido en esos años influyó en la subjetividad de los jóvenes y en el valor que le conceden al trabajo.

”Tras esa época y en medio del proceso de recuperación económica, llegaron los Programas de la Revolución en los 2000, algunos de ellos dirigidos a los jóvenes, muchos orientados a la formación emergente para desempeñar tareas importantes en el país. Ellos incluían formación de recursos humanos y la garantía de un empleo, lo que fue un avance para romper las huellas del período especial.

”Lo ocurrido en esa etapa ayudó también a que miles de jóvenes se reincorporan a la sociedad. Durante esos años, junto a los Programas, el país dictó una serie de leyes y reglamentos donde expresamente se declara la prioridad del empleo para ellos. Igualmente, se trabajó de manera concertada con los organismos y entidades que incidían sobre los jóvenes.

”El trabajo se consideraba una vía de inserción social. Incluso, se llegó a utilizar el concepto de estudio como empleo, para evitar que existieran jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo. Ello explica por qué los jóvenes antes del 2010 están más vinculados al sector estatal, algo que se mantiene con la actualización de nuestro modelo económico.

”El proceso de actualización marca una etapa significativa del empleo juvenil en los últimos años. Ahora el Estado favorece la incorporación al trabajo, pero deposita en el individuo una buena parte de su responsabilidad para insertarse en el trabajo. La política de empleo, que antes era bastante paternalista respecto a los jóvenes, ahora incentiva a ser más participativos con ellos mismos.

”Es preciso tomar en consideración que el Estado no puede mantener determinadas garantías como ha ocurrido hasta hoy, que son vistas como un derecho natural por los jóvenes, y para asimilar estos cambios hay que prepararlos. De cualquier manera, este segmento de la población continúa altamente priorizado en la estrategia de empleo”.


Compartir

Yuniel Labacena Romero


Deja tu comentario

Condición de protección de datos