martes, 16 de abril de 2024

Respuestas de una triunfadora

Cubahora conversó con una mujer que se siente afortunada y feliz porque pudo vencer el cancer de mama y quedarse “dando a la vida mucho más valor que antes”.

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 19/10/2014
13 comentarios

Le llegué con temor, quizás esperando un no por respuesta. El tema que me acercaba a ella resultaba en extremo difícil. Para mí era la primera vez que escribía sobre el cáncer de mama; y ella —supuse erróneamente— podía negarse a contarme de su lucha más íntima. Pero debía insistir. Solo su nombre, su historia de vida, su experiencia más reciente, podían darle a mi escrito algún valor, porque Angélica, definido está, es una mujer inmensa.

Prejuiciada, le dije de antemano que si me lo pedía omitiría su nombre, acataba cualquier exigencia suya y el trabajo iría justo por donde ella indicara. Y cuál no sería mi sorpresa cuando a los pocos días me respondió: “Lety, puedes poner hasta mi carnet de identidad”. Entonces me regaló estas ocho respuestas, tan precisas, convincentes, conmovedoras y hermosas como ella misma.

Angélica Paredes es una apasionada periodista de Radio Rebelde. A su mayor tesoro le acaba de poner la pañoleta azul y cada tarde se sienta con él para ayudarle en las tareas del preescolar. Gracias a su talento, ha dado cobertura a los sucesos más importantes ocurridos en el país durante los últimos años. Ha dedicado su cuerpo y alma a pedir justicia para los Cinco. Y siempre, absolutamente siempre, tiene una sonrisa en ristre o una mano para ofrecer ayuda: gestos que la vida le ha devuelto con creces. He aquí la prueba:  

—¿Es un problema para ti hablar de lo que te sucedió? ¿Cómo te sientes recordando la enfermedad?

—Nunca fue un problema hablar de la enfermedad. Ni cuando me la diagnosticaron, ni durante el tratamiento, y mucho menos ahora que me declaro sobreviviente de una enfermedad que azota cada vez con más fuerza, y que en Cuba se ha convertido en la primera causa de muerte para las mujeres.

"Creo que lo que más me ayudó sicológica y emotivamente a enfrentar el padecimiento, fue exteriorizarlo. Sobre todo, asumir que debía luchar contra una enfermedad que hasta ahora me parecía lejana.

"No puedo negar que fueron momentos difíciles. Piensas en muchas cosas, pero ¿sabes? me armé de una positividad impresionante. Con 41 años y un hijo con apenas cinco años de edad, no puedes detenerte a pensar que la vida puede acabarse; sino todo lo contrario.

"Cuando recuerdo la enfermedad no pienso en la operación, ni en el tratamiento o las marcas físicas, que por suerte, fueron mínimas. Cuando pienso en la enfermedad, me enorgullezco de mi valor, recuerdo al excelente equipo de profesionales en el Instituto Nacional de Oncología, TODOS ESTRELLAS. Recuerdo la enfermedad como una adversidad que vencí, como un obstáculo que salté".

—¿Antes de enfermarte tenías conocimiento sobre el cáncer? ¿Te cuidabas? ¿Estabas al tanto de ti?

—Esta profesión te obliga a informarte sobre muchos temas, más cuando sabes que el cáncer pasó a ocupar la primera causa de muerte en Cuba. Pero era un tema del que siempre hablé profesionalmente, jamás pensé que “me iba a tocar”.

"Nuestra profesión también nos obliga a andar aprisa. No puedo decir que fue por desconocimiento, pero jamás me detuve a hacerme un autoexamen, como indican los médicos, o como promociona reiteradamente nuestra propaganda de radio y televisión.

"Por suerte,  la enfermedad no se encontraba muy avanzada y pude solucionarlo a tiempo. Te mentiría si te digo que estaba al tanto de mí. Pensé, ingenuamente, que con haber cumplido el tiempo de lactancia materna exclusiva era suficiente para evitar el cáncer de mama.

"Claro, yo soy una paciente con muchas ventajas. Nunca fumé, no tengo adicciones, practiqué ejercicios durante mi juventud, y todo eso influyó en mi rápida recuperación.

"Sí te puedo asegurar que ahora tengo más percepción del riesgo. Si de algo sirvió esta etapa en mi vida, fue para comprender que el cáncer llega sin avisar, toca cualquier puerta, y lo más importante será siempre estar prevenidos para saber enfrentarlo".

—¿Cómo supiste de la enfermedad? ¿Cómo fue el tratamiento?

—Esa no es una noticia fácil. Fui diagnosticada en Venezuela, alejada de mi familia, pero rodeada de insuperables compañeros, esos que siempre desearías tener cuando atraviesas un momento complejo.

"Al viajar a Cuba, fui atendida en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología por especialistas de alto nivel académico y rigor profesional. Primero fue la cirugía. Dicen algunos familiares y amigos, creo que exagerando, que fui una mujer valiente pues me sometí, digamos, a dos intervenciones quirúrgicas simultáneamente. No creo que haya sido valentía, sino una férrea decisión de luchar para vivir, y sobre todo, seguir viviendo con la autoestima de siempre, sin secuelas sicológicas. Así que el excelente equipo médico no solo extirpó el tumor, sino que meticulosamente realizaron una reconstrucción bilateral, es decir, que fueron operadas ambas mamas, sometiéndome a una cirugía estética durante el mismo acto quirúrgico.

"Esa parte no fue difícil. La recuperación fue fabulosa y la atención médica, excepcional. Luego vino lo que considero lo más duro, el tratamiento: quimioterapia primero, y luego, veinticinco sesiones de radiaciones.

"Los medicamentos para la quimio, totalmente gratuitos, junto a los equipos de alta tecnología para las radiaciones, me mostraron también cuánto hace el país para que miles de pacientes aquejados de cáncer tengan un tratamiento comparado, incluso, con naciones del llamado primer mundo.

"Lo más importante del tratamiento fue que estuve acompañada por mi familia y amigos más cercanos, que no me dejaron sola en las agotadoras jornadas. Te digo, necesitas comprensión y afecto, palabras mágicas para enfrentar un tratamiento contra el cáncer.

"Ya transcurrió más de un año de la operación, 29 de enero de 2013, y sigo con el chequeo periódico. Cada tres meses acudo a mi médico, y las consultas confirman que estoy totalmente curada.

"Cada noche tomo un medicamento, también totalmente gratuito, como parte del tratamiento. Y cada 28 días, una costosa vacuna a nivel internacional, que Cuba garantiza a sus pacientes, me es suministrada con absoluto rigor en el Oncológico de La Habana".

—¿Cuál fue tu mayor temor durante todo este periodo?

—Mi único temor fue no estar presente para cada momento que mi hijo me necesite. Pero confié en los médicos, en mi disciplina, en mi energía positiva y en la responsabilidad con la que asumía esta dura prueba.

—¿Qué papel jugaron tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo?

—Estoy aquí por mi familia: por mi padre que agarró todo el tiempo mi mano; por mi madre, que se ocupó de todo, fundamentalmente de la atención de Ernesto Alejandro, mi  hijo. Por mi pareja que me apoyó, por mi hermana que aún desde su lejana misión internacionalista dio todo su aliento.

"Tuve amigos incondicionales que me acompañaron todo el tiempo; al igual que mis compañeros de trabajo. Por todos ellos me incorporé rápidamente a mi labor profesional y personal, con plenitud. Y ahora, en Radio Rebelde, sigo con mi actividad periodística, sin limitaciones y con el mismo ímpetu de siempre.

"Pero sobre todo, la personita que más me ayudó fue mi hijo. Un beso en la cabeza de su madre cuando no tenía cabello, las manitos en mi cara, o simplemente, decirme “mamá”, era el mejor tratamiento para combatir la enfermedad".

—Es una realidad que el cáncer le cambia la vida a las personas, al menos la forma en que la ves y la vives ¿Qué ha cambiado en Angélica?

—Indudablemente, soy mejor persona. Veo la vida con toda su gama de colores. Hoy veo más luces que sombras. Doy más valor a las cosas que tengo y comprendí que la vida puede detenerse, pero si te lo propones puedes dar un empujón para que continúe su marcha.

—El cáncer de mama es silencioso, muchas veces es difícil distinguir algún síntoma ¿Qué les recomiendas a las mujeres que postergan su visita al médico por temor o por la carga de trabajo que las relega a un segundo o tercer lugar?

—Era de esas mujeres. Las que piensan así, que se miren  frente al espejo y vean cuánto amor, inteligencia, talento, laboriosidad, tienen para seguir brindando a los demás. Que hagan una pausa y se examinen, acudan a los especialistas, que por fortuna, son de los mejores del mundo. El cáncer de mama es silencioso, pero no será con el silencio que podamos ganar la batalla. Hay que compartir cada vez más información, para que las mujeres adquieran una real percepción del riesgo.

—Finalmente, dame una buena noticia: ¿Cómo te sientes?

—Definitivamente, una triunfadora. Una mujer que ganó la batalla con responsabilidad, con optimismo, con fuerza, con amor. Me siento muy afortunada y feliz, porque pude vencer al cáncer y quedarme aquí, dando a la vida mucho más valor que antes.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 13 comentarios


Magda
 4/2/19 12:47

Soy seguidora de su trabajo. Muchas Felicidades a Angélica por ser vencedora, por estar en la labor educativa a todas las mujeres de Cuba, y sobre todo, por ser una triunfadora.

Baby
 20/10/18 8:05

Así es Angélica, siempre optimista. Durante muchos años la tuvimos como reportera en Radio Progreso, donde se le quiere bien. Un abrazo.

Olguita
 29/10/14 9:16

Angélica: Ante todo le deseo muchas felicidades por la pronta recuperación y a su colectivo de trabajadores por el apoyo ante su compleja situación , porque es en los momentos difíciles donde se prueban las verdaderas amistades. Al sistema de salud cubano desearle lo mejor de este mundo por la preocupación constante por aquellos que padecen tan difícil enfermedad.Le confieso que me impresionó mucho el artículo publicado en CUBAHORA .Es cierto que nosotras las mujeres en ocasiones nos dejamos llevar por la misma rutina de siempre : la casa y el trabajo, pero es cierto lo que usted dice hay que ocuparse y preocuparse por nuestra salud. Saludos cordiales, Olguita.

Olguita
 24/10/14 14:15

Angélica: Ante todo le deseo muchas felicidades por la pronta recuperación y a su colectivo de trabajadores por el apoyo ante su compleja situación , porque es en los momentos difíciles donde se prueban las verdaderas amistades. Al sistema de salud cubano desearle lo mejor de este mundo por la preocupación constante por aquellos que padecen tan difícil enfermedad.

Liz
 20/10/14 18:44

Conozco a Angélica y coincido plenamente, es una triunfadora. Una mujer que ha sabido vencer la adversidad y por suerte, para regalarnos sus enseñanzas y sus consejos q no son pocos.

Teresa Díaz Paulino desde FB
 20/10/14 16:46

Conmovedoras respuestas, felicidades Angélica, también cuenta conmigo. A Leticia que decir, siempre me quedo con deseos de leer, y eso en el periodismo es el mejor premio.

Elvia Vasquez desde FB
 20/10/14 16:45

Me gustaria tener ayuda medica de los mejores del mundo

Julio Antonio Cesar Cuza desde FB
 20/10/14 14:29

BELLO ARTICULO, FELICIDADES ANGELICA PAREDES Y GRACIAS MIL GRACIAS POR EXISTIR.................. MUCHA SALUDDDDDDDDDDDDDDDDDDD PARA UD Y SU NIÑO....... BESITOSSSS

Lourdes
 20/10/14 14:19

Gracias a Angélica por compartir su historia y a ti Leticia por la posibilidad de conocerla! Nadie es capaz de imaginar cuánto de valor y voluntad (y otras tantas cosas) hay que tener para ser triunfadora en una batalla tan dura. Gracias por el aliento y la esperanza, en mobre de todas aquellas que no pudieron ganar.

Ana M
 20/10/14 9:35

Muy conmovedora historia, me hicieron llorar, nuestro país es único por brindarnos esa magnífica atención médica totalmente gratis. Muchas Felicidades por haber luchado y no dejarte vencer, para que puedas criar a tu hijito, que eso es lo más grande que puede tener una mujer.

Doris
 19/10/14 19:02

Conmovedora las respuestas de Angélica. Una ganadora, eso es lo que es.

Leticia
 19/10/14 9:27

Fue un privilegio este trabajo. Gracias a Angélica por la ternura, y a Cubahora por la oportunidad. Un abrazo

 

Livia
 19/10/14 9:06

Excelente trabajo y muchas felicidades para Angélica, brillante periodista y muy buena persona. Toda la salud del mundo para ella y la felicidad junto a su pequeño. Se lo merece por su valentía

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