jueves, 18 de abril de 2024

Los adultos mayores también son sujetos de derechos (+Infografía)

Este sector poblacional demanda que los Gobiernos y Estados implementen los marcos necesarios para responder a los desafíos que representa el envejecimiento de su población...

Aymara Massiel Matos Gil en Exclusivo 20/04/2017
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Adulto Mayor en Cuba
El impacto de la dinámica demográfica en la vida económico-social del país se nota cada vez más.

Los hombres y las mujeres de 60 años o más que viven en Latinoamérica y en el Caribe son la población de más rápido crecimiento en el mundo, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La pregunta es, ¿estamos preparados para atender esta situación?

El informe del Índice Global de Envejecimiento, publicado a finales de 2015, afirma que este proceso es la mayor historia de éxito del desarrollo humano, surgido como resultado de la reducción de la tasa de fecundidad y el incremento de la esperanza de vida. “Sin embargo, no todos los gobiernos han implementado aún los marcos necesarios para responder a los desafíos que representa el envejecimiento de su población”.

Este sector poblacional demanda a los Gobiernos y Estados que “reconozcan a las personas adultas mayores como sujetos de derechos, actores del desarrollo con garantías y responsabilidades, respecto a sí mismos y a los demás, y fomenten su empoderamiento e integración a los distintos ámbitos de la sociedad y del quehacer humano, para que se transformen en agentes de cambio y protagonistas de su proceso de envejecimiento” (Declaración de Tres Ríos, Costa Rica 2012).

Pero, a decir de Mónica Villareal Martínez, “los derechos de las personas mayores se encuentran abordados de manera superficial por diversos instrumentos internacionales ya que, a diferencia de otros grupos considerados vulnerables (como mujeres y niños), los derechos de los que debieran gozar no han sido consagrados en un documento global de carácter vinculante, y no se cuenta con algún mecanismo que vigile y haga valer la obligatoriedad de la aplicación del conjunto de principios de las Naciones Unidas para este efecto”.

En su texto La legislación en favor de las personas mayores en América Latina y el Caribe, publicado en 2005, la entonces consultora del CELADE-División de Población, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, explica que, si bien existen algunos instrumentos de derecho internacional que pueden ser invocados por las personas mayores para proteger sus derechos humanos, su defensa en el plano internacional no puede ser absoluta, puesto que usualmente los mismos conceptos reciben contenidos totalmente diferentes en función del nivel de desarrollo social, económico y cultural del país de que se trate.

Entre los ejemplos de legislaciones desarrolladas en atención a las personas de 60 años y más en América Latina y el Caribe pueden citarse el Plan de Acción Internacional de Viena, adoptado en el año 1982 por la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, y el Plan de Acción Internacional de Madrid, resultado de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, realizada en España en el 2002.

En 1991, la Asamblea General aprobó los Principios de las Naciones Unidas a favor de las Personas de Edad, donde se enuncian cinco aspectos fundamentales: independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad. Precisamente este último “reconoce que las personas mayores deben ser respetadas y apreciadas por su sola calidad de seres humanos, independientemente de cualquier condición derivada de la edad, el sexo, la raza, el origen étnico, sus discapacidades o situación financiera, que no deben ser explotadas física o mentalmente para lograr cualquier retribución económica, y que deben ser tratadas con equidad y justicia”, comenta Villareal Martínez.

Otro ejemplo lo constituye la Proclamación sobre el envejecimiento, en el año 1992, con motivo de la celebración del décimo aniversario de la adopción del Plan de Acción Internacional de Viena; también está, en el plano regional de las Naciones Unidas, la Estrategia regional de Implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, en el 2003.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, dentro de algunos años habrá en el mundo más personas octogenarias y nonagenarias que nunca antes. Entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. “Es un acontecimiento sin precedentes en la historia que la mayoría de las personas de edad madura e incluso mayores tengan unos padres vivos, como ya ocurre en nuestros días. Ello significa que una cantidad mayor de los niños conocerán a sus abuelos e incluso sus bisabuelos, en especial sus bisabuelas”.

La OPS asegura que las necesidades de salud específicas de estos grupos etarios están aumentando, así como la demanda de proveedores de servicios médicos que los comprendan. Los formuladores de políticas, los médicos, los conciudadanos y hasta las familias comprenden limitadamente o descuidan la salud de las personas mayores. Como consecuencia, el “abuso de las personas mayores”, es un serio problema en crecimiento en la región, asegura este organismo especializado de salud del sistema interamericano.

De acuerdo con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), el proceso de envejecimiento de la población tiene profundas consecuencias para los derechos humanos, lo que abre nuevas posibilidades para este enfoque y para la construcción de las ciudadanías en el mundo actual.

“Uno de los desafíos centrales de las políticas públicas basadas en los derechos es determinar la forma de contribuir a la construcción de una sociedad con cabida para todas y todos, donde las personas, con independencia de su edad o de otras diferencias sociales, tengan las mismas oportunidades para hacer efectivo el respeto y ejercicio plenos de sus derechos humanos y libertades fundamentales”, publica un material de información y divulgación de Naciones Unidas titulado: Hacia un cambio de paradigma sobre el envejecimiento y la vejez.

EL CASO CUBANO

En el texto titulado La población cubana. Tendencias actuales y perspectivas. Recomendaciones para la acción (2010), de un colectivo de autores, se plantea que para el cierre del año 2009 la población cubana había ascendido a 11 242 628 habitantes, sin embargo, se explica que en el último decenio, su ritmo de crecimiento anual había tendido a la disminución, desde un nivel de 3 por 1000 habitantes en el 2000, hasta un 0,6 por 1000 en 2009. “Los niveles de crecimiento son entonces muy bajos, o casi estáticos, con destaque del año 2006, en que comienza el proceso de decrecimiento de la población total, tendencia que continúa”, señala el documento.

A la altura del año 2015 y cumpliendo con los pronósticos, esta cifra ya se había incrementado hasta alcanzar 19, 4 % de personas con 60 años o más. De esta manera, Cuba, junto a Uruguay y Argentina, se ubica entre las naciones más envejecidas de América Latina y el Caribe. Se prevé que para el año 2025, la Mayor de las Antillas, de conjunto con Barbados, alcance la mayor proporción de población de la tercera edad, puesto que una de cada cuatro personas entrará en este grupo etario.

El impacto de la dinámica demográfica en la vida económico-social del país se nota cada vez más, aunque los altos niveles de envejecimiento de la población y la reducción de los nacimientos ya se hacían visibles en la consecuente reducción de personas en edad laboral activa desde varios años antes. Por tal motivo, se aprobó a finales del año 2008 una nueva ley de Seguridad Social, que contaba entre sus modificaciones con la incrementación de la edad laboral en cinco años, tanto para las mujeres como para los hombres.

En los últimos tiempos estos temas pasaron a centrar los debates políticos al más alto nivel. Ya en uno de los Lineamientos de la Política Económica y Social de Partido y la Revolución (aprobados en el VI Congreso del Partido, en abril de 2011) se llamaba la atención sobre el acelerado proceso de envejecimiento por el que atravesaba (y aún atraviesa) el país. Específicamente el Lineamiento 144 expresa: “Brindar particular atención al estudio e implementación de estrategias en todos los sectores de la sociedad para enfrentar los elevados niveles de envejecimiento de la población”. Sobre este enfoque, los especialistas Grisell Rodríguez y Juan Carlos Albizu-Campos insisten en que “las características de envejecimiento de la estructura por edades de la población no pueden ni deben ser enfrentadas, sino atendidas”.

Otras políticas han sido implementadas en el país con el objetivo de atender esta situación, entre ellas, la creación del programa de atención al anciano, en los años 70; el Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor (1997), tanto en la localidad, como en los ámbitos municipal, provincial y nacional; en el año 1984 se estableció el Modelo de Médico y Enfermera de la Familia que también ha contribuido a mejorar la atención a los adultos mayores. De igual modo ocupan un lugar importante los hogares de ancianos y las casas de abuelos, que para el año 2014 existían en el país 143 y 247 respectivamente.

Asimismo existe la atención social a domicilios, el Sistema de Atención a la Familia, conocido por sus siglas SAF, la existencia de trabajadores sociales y de equipos multidisciplinarios de atención gerontológica, entre otros. Todo ello evidencia el interés otorgado por la máxima dirección del país a la situación sociodemográfica del país, en consecuencia con su repercusión en todos los sectores de la vida económica, política y social. No obstante, mucho queda aún por hacer para que estas políticas rebasen los ámbitos puramente institucionales y logren sensibilizar un poco más, tanto a sus actores como a la población en general.

Que existan espacios como el Coloquio Internacional de Gerontología, que se desarrolló recientemente en Cuba y que, con la asistencia de representantes de 15 países, abordó temas como los maltratos, aislamiento, pobreza, acceso a los derechos, entre otros, es muestra de que se le está otorgando al tema la importancia que amerita.

En su Propuesta de un enfoque estratégico para abordar el envejecimiento de la población, varios autores del Centro de Estudios Demográficos de La Habana coinciden en que, desde la perspectiva social, resulta imprescindible que la sociedad construya un modo virtuoso de convivencia intergeneracional; para ello, debe aprender a justipreciar la experiencia, a comprender el volumen de la multiplicidad generacional, las diferencias en cuanto a atención especializada, organización social y regímenes laborales, y a diversificar ofertas en cuanto a ocio, consumo, empleo…


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Aymara Massiel Matos Gil

Optimista, comprometida con mi profesión y, sobre todo, orgullosa de ser cubana.

Se han publicado 1 comentarios


plaff
 21/4/17 12:02

Hay aspectos que no se debaten y solo se cree que con esos programas el adulto mayor en Cuba podría mejorar su tránsito por la vejez, doy mis criterios y a la vez pido a dios de que las altas esferas de mi país al menos las generen por el bien de tantos que como yo tenemos ancianos en casa al cual le tratamos de propiciar con escasos recursos una mejor vida diaria.

  1. Debe de cobrarse la mitad de los servicios en los que una persona mayor de 60 años incurra (ej. medicamentos, transportación, y compra de alimentos)
  2. Urge la necesidad de aprobar una pensión que cubra la solicitud de Licencia (la que hoy es llamada !sin sueldo!!!) para dar atención a abuelos, padres cuando están postrados o impedidos fisica y mentalmente) teniéndose en cuenta que no se cuenta con una pequeña Empresa de empleo para tener una cuidadora que cumpla con los requisitos y preparación para tales fines)
  3. Cuando es que el Estado dará una dieta balanceada por la Libreta de abastecimiento a niños y ancianos (leche, carne, huevos, etc))))

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