jueves, 25 de abril de 2024

Incidir positivamente en nuestra salud

En el Día Internacional de la Diabetes Mellitus estimulemos el cuidado de nuestra salud antes y después de ser diagnosticados con la enfermedad...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 14/11/2016
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Día Mundial de la Diabetes
La diabetes mellitus es la octava causa de muerte en el país, donde se registran 636 231 personas con la enfermedad.

La familia no la dejaba ir a la playa, salir con los amigos, bailar, nadar, practicar algún deporte… Era como si Maydelín estuviera siempre castigada, para colmo, ya no podía comer helados y dulces como antes. A sus 11 años, la vida tuvo para ella otro color, otro sabor, pero ante todo, cobró otro sentido.

“Todavía era muy niña, pero los médicos me explicaron bien, y no sé por qué mi familia quiso sobreprotegerme tanto. Mientras yo respetara el tratamiento, me inyectara bien y no violara las normas de alimentación, podía tener mi vida normal, pero a veces a los que te quieren se les va la mano, y no es la diabetes lo que te hace sufrir sino los que no saben de ella: ellos y los que te rodean en la escuela, en el barrio, en todas partes”.

Alejandro superó una experiencia familiar, pues debutar con diabetes mellitus a los 21 años significó un cambio total en su forma de vida. “Mi padre es diabético y conocía de los cuidados de la enfermedad, pero tuve que explicarle a mis amigos, a las muchachas, a todos, que podía seguir viviendo, sobre todo si me lo proponía a partir de mi conducta”.

Los comprendo. Aunque no me ha tocado de cerca una historia parecida ni he sido protagonista de alguna, entiendo que debe haber sido muy difícil para Maydelín y Alejandro, y otros adolescentes y jóvenes que integran el proyecto Endúlzame la vida, no el cuerpo, creado en 2010 y adscrito al Centro Nacional del Diabético.

Los conocí en uno de sus encuentros habituales, los sábados, en el centro capitalino y fui testigo de la vehemencia del doctor Manuel Vera, especialista en Endocrinología Pediátrica, en avanzar con la labor educativa, “porque con los más jóvenes hay que trabajar mucho, y con sus familias también”, recuerdo que me dijo.

Y es que ciertamente la vida te cambia, mucho más si la genética te condiciona en un elevado por ciento ese giro. Sin embargo, quienes no tienen esas “papeletas” garantizadas, a veces no reparan en el peligro que corren al llevar un estilo de vida poco saludable.

La diabetes mellitus es la octava causa de muerte en el país, donde se registran 636 231 personas con la enfermedad, aunque según estimaciones de la doctora Ileydis Iglesias Marichal, directora del Instituto Nacional de Endocrinología, puede ser que más de un millón de cubanos sean diabéticos y no estén pesquisados y, por tanto, sometidos al tratamiento oportuno y continúen viviendo sin precaución.

Pizzas, refrescos gaseados, panes, dulces, sal en exceso, comidas con grasas, poco consumo de vegetales y frutas…y sobre todo, poca actividad física, caracterizan el panorama cotidiano de muchas personas en el país y ello, aparejado al tabaquismo y al alcoholismo, incremente con creces el riesgo de padecer la diabetes mellitus, sobre todo a medida que envejecemos.

Siendo sanos, y aún sin antecedentes familiares, es menester cuidar de nuestra salud, pero lo que me preocupa es que no pocos, ya diagnosticados como diabéticos, en no pocas ocasiones son imprudentes.

Esas imprudencias, esos descuidos en el respeto de los horarios de las comidas, en los menús que se preparan, en el poco ejercicio físico y en los excesos comestibles, condicionan numerosas complicaciones asociadas a la diabetes mellitus como la ceguera, las insuficiencias renales, las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, las neuropatías y la amputación de los miembros inferiores.

Iglesias Marichal me alertaba: “Insiste en tus artículos sobre el pie diabético y más aún, en el pie de riesgo diabético, en el que no es consciente de la complicación que puede padecer”.

Le pregunté sobre el heberprot-P y la especialista me aseguró que no es necesario acudir al nivel secundario o terciario de atención, es decir, a hospitales e institutos. “El heberprot-P está disponible en la atención primaria de salud, en los policlínicos, y con ello se ha reducido la estadía hospitalaria. Por este motivo, la inquietud de la persona y de la familia que lo acompaña en el ingreso y el acceso a su tratamiento es más fácil”.

Lo ideal, agrega, sería no tener que llegar a su uso, “pues eso es el resultado de un fallo educativo a través del cual el paciente no acató lo orientado y una úlcera en su miembro inferior se establece hasta un punto considerable de gravedad, para lo cual se administra el medicamento con el objetivo de favorecer la cicatrización”.

Precisó Iglesias Marshal que el heberprot-P ha disminuido en un 71 por ciento el riesgo de amputación y alrededor de 40 mil pacientes han sido beneficiados con él. “Pero insisto, la idea es prevenir su uso. Hay que prestar atención a las enfermedades dermatológicas que se padezcan: a las uñas mal cortadas, las callosidades mal atendidas, las deformidades ortopédicas, los riesgos vasculares y las neuropatías, que aparecen con frecuencia sin saber el paciente que es diabético, asociadas a la pérdida de la sensibilidad”.

Se trata de cuidarnos más y mejor, antes de ser diagnosticados y después. ¿Por qué no incidir positivamente en nuestra salud de vida?


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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