viernes, 19 de abril de 2024

En esto... (+Foto)

Una fugaz historia de ternura en medio del quebranto atronador, la histeria y la debacle...

Mario Ernesto Almeida Bacallao en Exclusivo 03/12/2021
0 comentarios
Lienzo
La ternura salva (Foto: Lienzo de Antonio López Rodríguez).

     Julio de 2021, en un hospital de Matanzas…
    Más de tres mil casos de Covid-19 en el territorio,
    por día…

Horas más tarde, confesaré haberlo atrapado infraganti y se le harán agua los ojos.

                  ***

Abelito está trabajando en la Terapia Intensiva. Abel Enmanuel Rivero Pérez pasó el pre en nuestra aula; es padre desde entonces. Hoy funge como residente de Anestesiología y Reanimación. Tiene 24 años.

Lo encuentro hablando por teléfono con su niña, diciéndole que ya es grande, que tiene que hacer caso, que papá en estos días no puede ir porque trabaja. La niña de Abelito ha crecido. También él. Dejé de verlo hace más de un lustro, cuando empezó la carrera. Era algo así como el simpático a la fuerza del aula, más que del aula, del pasillo todo.

Cierta vez, en unos carnavales, empezó a alardear de su popularidad y me dijo que si daba un solo paso hacia el tumulto, yo iba a ver la cantidad de gente que venía a saludarlo.

Pero ahora, en el cuerpo de guardia, hay una mujer obesa sobre la camilla, ahogada; apenas logra pronunciar su propio nombre. Los espasmos remueven su abdomen de una forma traumática. Irá directo a la terapia…

Abelito la ronda lentamente, como si estuviera a punto de preguntarle el nombre a una chica en medio de la fiesta. Se pierde por una puerta y, minutos después, aparece más forrado aún, ajustándose los guantes. Procederá con un abordaje.

Su círculo de “acoso”, igual de lento, se va cerrando, hasta que se posiciona a su izquierda. Le toma suavemente la mano, se la estira y comienza a acariciar el interior del brazo. Creo que algo le dice, murmuro leve, tierno, sin dejar de acariciarla y de mirar y de mirar más para encontrar la maldita vena que no aparece… y sigue acariciando y la mujer, aún con todas las papeletas para no ganar, se calma.No me extraña nada de lo que veo, pero, mientras el mundo parece que se va al carajo y los autos fúnebres no duermen, me emociono y pienso que, seis años después, en esto se ha convertido el desagradable de Abelito.

Foto:Perfil en Facebook de A Cuba ponle Corazón.


Compartir

Mario Ernesto Almeida Bacallao

Periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana


Deja tu comentario

Condición de protección de datos