miércoles, 24 de abril de 2024

El eterno desafío de considerarse útil

A 124 años de la publicación del primer número del periódico “Patria”, fundado por Martí, Cubahora indaga entre jóvenes periodistas acerca de sus motivaciones para festejar la fecha que marca el Día de la Prensa Cubana...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 14/03/2016
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El 14 de marzo de 1892 vio por vez primera la luz el periódico Patria, fundado por José Martí, “para fomentar y proclamar la virtud donde quiera que se la encuentre. Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad”. Así lo dejaba escrito el Apóstol en la página tres de ese primer ejemplar, justamente en el artículo “A nuestra prensa”, donde situaba en su justo lugar el papel que le correspondía en la consecución de la independencia de Cuba.

Nacía un soldado, diría Martí. Más de un siglo después, este alumbramiento resultó motivo para un festejo mayor, cuando fue declarado el 14 de marzo como Día de la Prensa Cubana. Y esa fue la razón que esgrimió Cubahora para, en este 124 aniversario, indagar entre jóvenes periodistas sobre sus motivaciones para festejar la fecha. “En una prensa tan maltratada como la nuestra, desde dentro y desde fuera ¿siguen apostando al periodismo que predicó Martí?”, les preguntamos y aquí están sus respuestas:

Para Cristina Escobar, periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, conocida sobre todo por abordar con sagacidad el tema de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, además de otros de impacto internacional, “la prensa está llamada a cambiar urgente”. Esa es su principal motivación, nos confía: “participar activamente de ese cambio y que nuestros contenidos se parezcan más a lo que quiere la gente”.

“Mi compromiso está con el pueblo de Cuba. La prensa cubana, como medios públicos, ha de preservar el compromiso con su audiencia natural, que es el pueblo cubano, necesitamos una prensa a la altura de la gente, necesitamos hacer la prensa que el pueblo cubano necesita y merece. Una prensa llena de respuestas y no de omisiones, que contribuye al debate nacional visibilizando diferentes criterios”.

“Muchos culpan a los periodistas de las deficiencias de la prensa, pero es solo una parte de un entramado que involucra a funcionarios del Estado, empresarios, a todos los niveles. Sueño con vivir en una sociedad donde todos, absolutamente todos, independientemente de su responsabilidad, comprendan que la información es un derecho y no un privilegio de pocos. Y que cada vacío informativo es siempre llenado por alguien, por rumores, por medios con una agenda contraria a lo que necesita el pueblo cubano”.

De Villa Clara nos contestó Mayli Estévez, periodista del semanario Vanguardia, dedicada a los asuntos del deporte, a los más duros, diría yo, desde los demonios de la Serie Nacional de Beisbol hasta las carencias del Campeonato Nacional de Futbol, de todo ha pasado por su teclado. "De la primera, a la última razón, está la gente, la que sigue apostando por esta prensa nuestra, dañada en buena manera por nosotros mismos. La gente que te critica y te endiosa en una sola frase, pero la gente que en un final te espera, te busca en una hoja de papel. Eso viene siendo el único premio para levantarte todos los días y seguir atada a esta profesión. Atada a la idea de mejorarse, de atreverse y de sacrificarse en vías de que Cuba se vea, simplemente como es. Uno sigue creyendo porque ama lo que hace. Si no estuviéramos movidos por esos sentimientos, no habría ni intentos, ni deseos. Afortunadamente todavía muchos amamos y por lo tanto creemos".

Para las manos que mueven a Cuba Profunda, ese blog indispensable que se hace desde Sancti Spíritus, “el periodismo cubano de estos tiempos va de perseverar en el duro oficio de perseguir molinos de viento”. Así lo considera Gisselle Morales, quien además de bloguera es subdirectora del periódico Escambray: “A veces me he sorprendido imaginando cómo hubiese reaccionado Martí en los contextos que ahora mismo vive la prensa en Cuba: cuando un funcionario que debe rendir cuentas públicas de su gestión se ampara en una resolución  —que, de hecho, no debería existir —para no ser transparente; cuando los hechos noticiosos más elementales, esos que le levantarían el olfato a cualquier reportero,  sucede que no son "oportunos"; cuando hay aristas de la realidad inmediata que no están abiertas al disenso. Imagino que la reacción de Martí no hubiese sido, bajo ninguna circunstancia, la de dejar la pluma a un lado”.

Ante nuestra pregunta, Francisnet Díaz, otro joven y talentoso “escribidor” villaclareño se confiesa un batallador diario, tal vez a la misma usanza de aquel soldado de “Patria”. “Los periodistas de estos tiempos combatimos desde nuestras redacciones, sets televisivos y cabinas de radio por mantener la soberanía y conquistas alcanzadas hace más de medio siglo a raíz del triunfo de la Revolución. Ahora luchamos contra ideas arcaicas, secretismos y mentalidades obsoletas, renuentes a adaptarse a los nuevos tiempos. Incluso, contra algunos que albergan en su pecho viejos y solapados conceptos anexionistas que la mayoría del pueblo no acepta”.

“Los periodistas cubanos son de naturaleza martiana y fidelista, pero no siempre quienes tienen el poder de decidir lo que ha de publicarse depositan su confianza en nosotros, albergan sospechas innecesarias y censuran provechosas ideas que pueden contribuir a la mejoría de nuestra sociedad necesitada de una periodismo sagaz, valiente, transparente e inmediato”.

Desde Alma Mater, la revista de los jóvenes universitarios cubanos, no responde su directora Mayra García, una joven pinareña atrapada por esa “labor grata, como decía el Apóstol, y estresante también”. Para ella: “Creer, defender, intentar hacer un periodismo como el que predicó Martí debiera ser premisa de todos los “trabajadores de la prensa”. O al menos de los que aman — apuestan por una buena praxis, desde la proposición, el estudio, el examen y el consejo, como diría el Maestro. Ser periodista, en estos tiempos, es arrancarle a toda costa futuro a la sociedad; sentirse con la inquieta lucidez de quien saborea el eterno desafío de considerarse útil; balancearse sobre la incertidumbre y el vértigo de una verdad en ocasiones desprotegida, anclándole cubanía a puro sacrificio y coraje. El periodismo, lo he confirmado, es nervio vivo, como si la noticia te saliera a buscar a tiro limpio, desatinadamente veloz como para practicar carrera de fondo, demasiado rauda como para equilibristas tendidos en cuerda floja sin pértiga ni malla de protección”.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...


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