domingo, 28 de abril de 2024

Del último adiós

Los servicios necrológicos en el país responden a una voluntad política que se echa por tierra en no pocas ocasiones, ante la incorrecta aplicación de lo establecido...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 04/07/2014
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¿Ha pensado usted en la manera en la que desea que sus familiares le despidan? Es un tema lúgubre, lo sé…Es posible que a su edad no le haya interesado dedicar unos minutos a ese pensamiento, y aún teniendo personas en su hogar con una edad avanzada, quizás no haya analizado el tema porque de lo malo, lo feo, lo triste y lo doloroso nadie quiere hablar.

No obstante, debe conocer que luego de fallecer, no es la bóveda de un cementerio el único lugar al que puede llevarse un cuerpo. En el país existen las condiciones para que, si es la última voluntad de la persona, su cuerpo sea incinerado y depositado en una urna que pueden conservar sus familiares, incluso en el hogar. Sin embargo, sobre este servicio necrológico, ¿cuántos vacíos informativos no hay? ¿Cuántas incorrectas aplicaciones de la legislación correspondiente no le propinan malestares a la población?

María Elena Vélez González, viceministra del Ministerio de Economía y Planificación (organismo rector de los Servicios Comunales y por consiguiente de los Servicios Necrológicos) afirma que desde el año 1985 existe la Ley 51 del Registro del Estado Civil y que el reglamento de manipulación de cadáveres y restos humanos data de 1992.

La Resolución Ministerial No. 9 del Ministerio de Salud Pública establece desde el artículo 41 y hasta el 47, el proceso a seguir y respetar en lo concerniente a la incineración de los cadáveres y restos óseos.

“Desde que el fallecido solicita la cremación en la funeraria correspondiente, es esta entidad la que debe encargarse de la solicitud del servicio ante Medicina Legal, el traslado del cuerpo o los restos al crematorio y posteriormente, del traslado de las cenizas”.

Así lo establece la legislación, la que fue pormenorizada por Vélez González ante los diputados de la Comisión de Salud y Deporte del Parlamento. No obstante, el presidente de la Comisión y rector de Ciencias Médicas, Jorge González Pérez hizo referencia a la necesidad de simplificar los trámites para efectuar la incineración.

“Hace unos años podíamos decir que no existiera en el país una cultura de la incineración pues heredamos la de nuestros colonizadores e hicimos de los cementerios la casa sagrada, pero en la actualidad la población tiene más interés en realizar esta acción y se refleja con frecuencia en la última voluntad de las personas. Lo avalan las cifras registradas, pues en el 2006 solo se recibieron 40 solicitudes y en el 2012 se superaron las dos mil”.

Pero el proceso resulta tan engorroso por los errores que se cometen en la aplicación de lo establecido que la población aún manifiesta insatisfacciones con este servicio, agregó González Pérez. “El año pasado se incineraron 5045, de los cuales 3060 se ejecutaron sin velatorio y eso es otro aspecto a considerar pues en no pocas funerarias se desinforma a la población. Verificaciones in situ corroboran que se indica que se debe o cremar o velar, y no es realmente así, pues la persona puede ser incinerada y también velada, si así lo dispuso antes de morir o lo entienden sus familiares”.

No solo se trata del costo, que es de 340 pesos en el caso de la incineración de los cadáveres y de 115 pesos, para la de los restos óseos. “El problema emerge cuando quienes deben asumir, según lo legislado, la responsabilidad de los trámites y la transportación, dejan en manos de los solicitantes todo eso”.

Sin dudas, la cremación es un servicio que tiene sus ventajas en el orden social. “Se disminuyen los gastos en la construcción de osarios, de cajas para restos óseos y de sarcófagos y sobre todo, se alarga la vida útil de los cementerios, que en muchos territorios del país muestran una situación preocupante en cuanto a la capacidad de recepción”.

En la actualidad existen dos crematorios de cadáveres en el municipio capitalino de Guanabacoa y en las provincias de Holguín, Camagüey, Villa Clara y Mayabeque. La vicetitular adelantó que a partir de agosto comenzará a funcionar uno en el municipio habanero de Santiago de las Vegas y otro en Matanzas.

Suman ocho los incineradores de restos óseos que se habilitaron en el 2014, destacó Vélez González, a los que se podrá acudir en Pinar del Río, Artemisa, Cienfuegos, la Isla de la Juventud, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas y Guantánamo, territorios que han sido priorizados teniendo en cuenta el estado actual de las condiciones de sus cementerios.

“Trabajamos para mejorar el servicio y evitar las indisciplinas relativas con la legislación es una prioridad. Pero también podemos mencionar que se estudian diferentes variantes de mejora como la cremación del cuerpo previamente colocado dentro de una bolsa de tejido, el rediseño de las cajas para restos óseos y urnas, la construcción de ataúdes que luego también serán cremados y la construcción de columbarios en los crematorios para guardar las urnas.

“Además, la mejora de las condiciones del inmueble donde radican los crematorios es esencial porque las familias deben esperar el término del proceso de la incineración en un ambiente favorable y la lejanía de las ciudades, por lo general, demanda la existencia de baños, cafeterías y otros servicios complementarios”, acotó.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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