jueves, 28 de marzo de 2024

Ni magia ni milagros… ¡Basta un brote de sensibilidad!

Los niños, los ancianos, las mujeres, los hombres que sufren las consecuencias del bloqueo norteamericano al país, están esperando...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 21/10/2014
3 comentarios

¿Cómo explicarle a una madre que acaricia su vientre lo difícil que resultará saber si su bebé tiene algún defecto congénito? Es su primer hijo luego de tantos años de pruebas y tratamientos, y me lo contó aquel día cuando apenas faltaban 48 horas para que cumpliera sus 38 años.

A veces hay que ser magos o apelar a los milagros, me explicó el médico que la atendía cuando yo lo atiborraba de preguntas sobre su trabajo y en especial, sobre el caso de esta madre angustiada. “No siempre tenemos con qué trabajar”, me dijo.

Ahora entiendo por qué se anhela magia y cuánto se esperan los milagros. Apenas salió publicado el informe que Cuba presentó ante la ONU, en el que se resume los daños causados por el bloqueo al país entre abril de 2013 y junio de este año, busqué lo referido al sector de la salud, y me parecía tener ante mí a esa madre que ya cumplió sus 38 años y no sé si al final tuvo la certeza del buen estado de salud de su hijo.

A ella tendría que explicarle que el medio de cultivo completo AMNIOMAX, empleado para el cultivo de células humanas de origen prenatal, y que se utiliza en los estudios cromosómicos a las embarazadas mayores de 37 años o con patologías detectadas por ultrasonidos, no puede ser adquirido en nuestro país por las numerosas trabas que impone el bloqueo para la compra de equipamientos y reactivos necesarios para el funcionamiento adecuado de los laboratorios del Centro Nacional de Genética Médica.

El desarrollo del programa nacional de diagnóstico, manejo y prevención de enfermedades genéticas y defectos congénitos se afecta, pues otros reactivos como los geles de SSCP (Polimorfismo Conformacional de Simple Cadena) y los Kits de Tensión con plata, utilizados para el diagnóstico de enfermedades como la fibrosis quística, la hiperplasia adrenal congénita, la galactosemia y otras, tampoco pueden adquirirse, debido a su procedencia estadounidense. Y aún se espera por magia y milagros para un día poder disponer en el centro del software para el espectrofluorímetro, marca Shimadzu, con el que se realizan los estudios necesarios para diagnosticar enfermedades generadas por errores congénitos del metabolismo.

Los ejemplos abundan y las cuentas matemáticas no pueden reflejar las lágrimas y el dolor de quienes tal vez ignoraban los efectos del bloqueo, hasta que tuvieron que padecerlos en carne propia o en la de sus familiares.

El Ministerio de Salud Pública estima, conservadoramente, los daños por valor de 66.5 millones de dólares norteamericanos. Los números así de grandes arrancan asombros pero cuando se tienen las historias tan cerca, se comprende que la imposibilidad de acceder a insumos de última generación, tecnología, conocimientos y otros recursos vitales para el sector de la salud roza lo inhumano, lo insensible, lo despiadado.

¿Cuántos pacientes con afecciones neurológicas dejaron de recibir la atención necesaria por la carencia de un angiógrafo? Ya el Instituto de Neurología y Neurocirugía Dr. Rafael Estrada (INN) había contratado uno a la firma Phillips para emplearlo en el estudio del sistema vascular de estos pacientes, pero esta empresa dijo que, al tener componentes norteamericanos, Estados Unidos debía otorgarle la licencia para venderlo a Cuba, y aún esperamos que esto suceda.

A los niños desnutridos con cardiopatías complejas y críticas que esperan ser operados en el Cardiocentro Infantil “William Soler”, o ya fueron intervenidos quirúrgicamente, ¿cuándo se les podrá suministrar nutrientes de mayor calidad como el aminosteryl, de especial importancia para su tratamiento? Tendrían que cubrirse los Laboratorios ABBOT, de origen estadounidense, con un manto de magia.

Medicamentos indispensables en la terapéutica de enfermedades crónicas invalidantes en niños y adolescentes deben localizarse en mercados lejanos a Cuba, por lo que el Instituto de Gastroenterología ha enfrentado un incremento en los gastos por concepto de este tipo de compra, pero aún así es difícil, pues los laboratorios norteamericanos, europeos y/o japoneses, fabricantes de retrovirales como el Tenofovir para el tratamiento de la hepatitis B y el Telaprevir para el tratamiento de la hepatitis C, temen penalizaciones de los Estados Unidos si comercian con Cuba.

Fuera del país se le tiende la mano a quienes en Cuba no pueden ser tratados en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. La imposibilidad de contar con el equipo de mapeo anatómico tridimensional no fluoroscópico, producido por las firmas norteamericanas Carto-Biosense y Saint-Jude, para realizar ablaciones de arritmias complejas, provoca cuantiosos gastos. Entre 15 000 y 18 000 euros por paciente, sin incluir gastos de pasaje y estancia, deben tenerse para iniciar el tratamiento en Italia. ¿Cuánto pudiéramos ahorrarnos?

Querer desestabilizar a un país impidiendo la curación de su pueblo es un acto de crueldad inigualable. Así lo sufren los pacientes con hiperplasia prostática que, en el Hospital Hermanos Ameijeiras, esperan por la adquisición del láser verde o green light KTP, para el tratamiento anticoagulante sin interrupción que necesitan. ¿Cuánto más deben esperar? Son millonarias las multas a los productores del adelanto científico, las que hacen del precio de adquisición del equipo un obstáculo insalvable para las autoridades de salud cubanas.

Por si no bastaran los casos antes mencionados, habría que pensar en los 72 niños que se diagnostican con leucemia en el país cada año, 75 por ciento de las cuales son linfoides agudas. El Instituto de Hematología e Inmunología necesita para su tratamiento la enzima modificada por el polietilenglicol (forma pegilada) o la obtenida a partir de la bacteria Erwinia carotovora, pues la empleada en estos momentos es la enzima L-Asparaginasa, obtenida en primer lugar de la bacteria Escherichia coli, que causa alergia en varios pacientes. Sin embargo, la petición le está negada a Cuba hace una década por ser de procedencia estadounidense.

No faltarán los que padezcan las consecuencias del bloqueo por la imposibilidad del Grupo Nacional y la Sociedad Científica de Alergia para comprar las necesarias piezas de repuesto para equipos de cromatografía, comprados a la compañía Pharmacia.

Echar a andar los monitores multiparamétricos y desfibriladores de la marca Philips, modelos MP-20 y Heartstart XL, respectivamente, de procedencia norteamericana, es casi una quimera para el Centro Nacional de Electro Medicina, institución que ha visto obstaculizada la compra directa y de primera mano de piezas y accesorios de repuesto para estos equipos.

Y el país sigue gastando más dinero del que podría para enfrentar la cancelación de suministros que ha padecido en distintos momentos de este período la Empresa MediCuba, (importadora y exportadora de productos médicos) y el desabastecimiento de algunos productos.

A través del suministrador Carimed Canada, se obtenían del fabricante norteamericano Integra Neurosciences, las derivaciones para tratar la hidrocefalia. Sin embargo, desde finales del año 2013 suspendió sus entregas con destino a Cuba por disposición del Departamento del Tesoro y su sustitución le costó al país aproximadamente 60 000 dólares adicionales y afectaciones a la ejecución del Programa de Atención Materno-Infantil.

Así también, el proveedor de origen alemán Maquet Critical Care, presionado por el Departamento del Tesoro, suspendió la entrega de los Servo humidificadores utilizados en la ventilación de pacientes graves, tanto adultos como pediátricos, porque tenía componentes de origen norteamericano. Esta situación obligó a buscar proveedores de productos compatibles en otros mercados, evaluar muestras y registrar productos para poder restituir el abastecimiento, el que se mantuvo afectado por seis meses.

Los niños, los ancianos, las mujeres, los hombres que sufren las consecuencias de la puesta en práctica de esta política genocida que le ha costado al país la 116 880 millones de dólares norteamericanos a precios corrientes durante todos estos años, están esperando un poco de magia y un gran milagro. Una magia “a lo Harry Potter” que nos quite de encima un bloqueo que año tras año se denuncia ante las Naciones Unidas con el apoyo mayoritario del mundo. Un milagro, sí, un milagro posible que destierre de aquellas mentes el afán desmedido por querer “provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno cubano” a costa de la vida de su pueblo.

Es posible, y lo esperamos, mientras otras naciones nos ayudan y nosotros mismos nos sobreponemos. Más que magia y milagros, esperamos un brote de sensibilidad.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 3 comentarios


maria garcia
 22/10/14 10:27

Una vez mas me siento orgullosamente cubana... soy testigo de las peripecias de nuestros medicos para trabajar con pacientes en estado critico... con ninos... de eso fui testigo!!... El bloqueo es un horrible crimen, conttra una nacion que solo quiero vivir en paz, solidaria.... pues asi somos los cubanos!

 

 

Yina
 21/10/14 10:52

estoy de con Tere pero muchas veces de nada sirve el sacrificio si los medicos cubanos no tienen el equipo necesario e imprescindible en un determinado caso

Tere
 21/10/14 10:39

es triste las afectaciones que causa el bloqueo, lo bueno es que los medicos cubanos procuran salvar la vida de loso pequeños y grandes falte lo que falte    

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