sábado, 20 de abril de 2024

¿Cómo mirar las elecciones desde la juventud?

Este proceso electoral va signado por un acercamiento diferente desde las nuevas generaciones...

Susana Gomes Bugallo en Exclusivo 04/03/2015
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Elecciones Parciales 2015
"Para seguir creciendo, Para seguir creando, Para seguir amando, Para seguir andando", lemas que acompañan las Elecciones 2015.

Como jóvenes al fin, nos toca "arrastrar" mucho de lo que nuestros padres y madres llevan como ideas. Que si "en mis tiempos no era así", que si tal o más cual cosa "está perdida". Y uno termina formándose una relación compleja con el mundo, más marcada, muchas veces, por los estereotipos que persiguen a quienes nos antecedieron.

Entre lo definitorio para nuestras vidas, de lo que podemos cambiar una vez marcado por conceptos paternos y maternos, las ideas y realidades políticas vienen ya con la oportunidad de rebautizarse con lo que nos tocará vivir. Y por estos días, desde que el 5 de enero el Consejo de Estado convocara a elecciones parciales para abril, Cuba anda viviendo el ambiente electoral que tanto cambia por dentro, y tanto alborozo siempre ha causado por allá afuera, entre los que pretenden no entender los motivos de nuestra autoctonía.

¿Qué oportunidades tiene la juventud de formarse una nueva visión del sistema electoral cubano? Para los meses que anteceden este abril, son destacables.

Primero, lanzando una mirada desde afuera, las elecciones se "ven" más jóvenes. La campaña comunicativa que "mueve" el tema por redes sociales, medios comunicativos y hasta las calles ha estado a cargo de estudiantes y profesores de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y la Facultad de Comunicación Visual del Instituto Superior de Diseño.

Como mirada fresca al fin, los muchachos se han encargado de dotar de un aspecto más conceptual y simbólico al acto de ejercer el voto. Mientras que otras campañas han estado signadas por la información y la repetición de conceptos —que no por ciertos resultan atractivos— la de este proceso promete (y lo está haciendo realidad ya) la irrupción de vallas publicitarias en medio de las calles con historias que se nos muestran con otros aires.

Para seguir creciendo, Para seguir creando, Para seguir amando, Para seguir andando. Son estas las frases que acompañan la campaña durante estos meses y que pretenden validar ciertas realidades del país que para los más nuevos son palpables. Según los creadores, la intención es mostrar a las elecciones como un nuevo amanecer de otro día más para el país. Y así, de joven a joven, todo se escucha mejor.

Para terminar con lo que más resalta del aspecto externo de las elecciones en Cuba, los nuevos ojos que estaban a cargo pensaron en llegar hasta los lugares más insospechados, aquellos que pueden causar una impresión más fuerte en el público. Así surgió la comunicación de guerrilla, estrategia que llevará la campaña a los sitios menos convencionales y siempre en voces de jóvenes que saben cómo hacer que las elecciones sean ese suceso de pueblo.

Pero, para los preocupados con el contenido y el pleno conocimiento de nuestra democracia, surge para este proceso una nueva figura. Si bien entre los miembros de las comisiones electorales de cada circunscripción, en las mesas y hasta como delegados, tienen presencia los más nuevos, fungen también como supervisores nacionales de las elecciones. Así, además de los jóvenes que integran comisiones a nivel nacional, provincial y hasta la base, otro grupo funciona como mirada adicional, que supervisa desde una preparación ya adquirida en sus capacitaciones, y es responsable de señalar aquello que detecte endeble.

Sin embargo, ello no resulta lo novedoso para este año del todo. Lo que es noticia es la incorporación de la figura del observador a nuestro sistema electoral. ¿Quiénes serán los observadores? Los jóvenes universitarios, preferiblemente de carreras humanísticas, de entre segundo y cuarto año. Ellos estarán a cargo de lanzar una mirada más certera a lo que ocurre en cada asamblea. Y además, por si no bastara como incentivo, propiciarán ese acercamiento necesario entre la juventud y un sistema electoral que el país ha validado por años, y que es responsabilidad más novel el entenderle y defenderle para los nuevos tiempos.

¿Quién duda entonces que esta vez será diferente? ¿Quién no divisa el alcance real de que el sistema electoral se conozca y se entronice por los protagonistas del país que recién se estrenan? Por aquí comienza el nivel de implicación. Por estas pequeñas o enormes funciones —depende del aprovechamiento que se les dé— se arma mejor la conciencia de lo que esgrimen orgullosos los cubanos como sistema electoral y les ayuda a estar listos para explicarle a otros por qué estas elecciones defienden su autoctonía. Y todo esto sin contar con el siempre ponderable grupo de muchachos y muchachas que es validado por su barrio como delegado que los represente en el mandato del Poder Popular.


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Susana Gomes Bugallo


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