viernes, 19 de abril de 2024

Los universitarios artilleros en los días de Playa Girón

La Artillería Terrestre Revolucionaria ha dado muchos momentos de gloria a nuestro país, tales como los hechos de heroísmo acontecidos en abril de 1961...

Raquel Marrero Yanes en Exclusivo 18/04/2012
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Artilleria Revolucionaria
Artilleros jóvenes defendieron nuestra patria en Girón.

La Artillería Terrestre Revolucionaria, fundada el 2 de noviembre de 1960, ha dado muchos momentos de gloria a nuestro país, tales como, los hechos de heroísmo acontecidos en los combates frente a los mercenarios, en Playa Girón.

En Angola, Etiopía y otros países, las tropas cubanas han cumplido misiones internacionalistas, demostrando el coraje de los combatientes de esta arma; en nuestros días su desarrollo permite considerarla como una de las fundamentales en la defensa de la Revolución cubana.
Interesado en indagar en los sucesos de Playa Girón, Cubahora conversa con el teniente ® ingeniero Santiago R. Quintero García, a quien el tiempo no le ha dejado muchas huellas, pero la historia salpica cada una de sus palabras, entre anécdotas y emociones vividas.

—¿Qué relación guarda la Artillería Terrestre con los primeros becados universitarios?

—Ocurría que en la mañana de cada sábado, a finales del año 1960, y durante los primeros meses del año 1961, muchos becados salían a pie desde el edificio de G y 25, en el Vedado, y marchaban a lo largo del Malecón habanero, cruzando el Túnel en dirección a La Habana del Este, para llegar a la Fortaleza de la Cabaña, sede de la Artillería Terrestre, donde instructores militares les impartían clases sobre los obuses de 122 mm.

“Sistemáticamente fuimos consolidando el conocimiento artillero y con gran desvelo aprendimos lo nuevo de las piezas artilleras soviéticas, a pesar del agotamiento, pero con gran interés en la preparación militar conscientes de la necesidad de defender la Revolución”.

Sobre el país —comenta— acechaba la amenaza imperialista, y cuando se produjo el cambio de presidentes norteamericanos, Eisenhower-Kennedy (1960-1961), fueron movilizados los milicianos de todo el país; es entonces que los universitarios, llamados los “Artilleros de 24 Horas”, tuvimos la primera prueba de fuego, pues fuimos dislocados con las baterías de obuses en la defensa costera de Bacuranao, y otros lugares de la región habanera.

“Nuestra presencia artillera con los obuses de 122 mm, fue símbolo de la moral combativa de la mayoría de los jóvenes, que frisaban los veinte años en aquella época de gran turbulencia revolucionaria”, reitera.

“Una vez finalizada la movilización, regresamos a las aulas universitarias para continuar los estudios y seguir en la trinchera del conocimiento, con el sueño de convertirnos en los médicos e ingenieros de alta calificación que necesitaba el país”.

Recuerda Santiago que los estudiantes artilleros repetían el ciclo sabatino semanalmente, continuando la preparación combativa, y ya en abril de 1961, cuando ocurre la invasión mercenaria por Playa Girón, la respuesta no se hizo esperar.

—¿Qué misiones cumplieron los universitarios en las acciones de Playa Girón?

—En la noche del 15 de abril de 1961 el capitán Rebellón planteaba la misión a cumplir, en el propio comedor de la Beca universitaria, y desde allí salieron los integrantes de las baterías de obuses hacia la Fortaleza de La Cabaña, lugar de concentración de las diferentes unidades artilleras.

“Transcurrieron días de espera, y la ansiedad por entrar en combate frente al enemigo invasor, así como, el deseo de defender la Revolución con el mismo patriotismo que legaron los combatientes del Ejército Mambí y del Ejército Rebelde, motivaba un desespero inquietante en los noveles artilleros”.

En los ojos de Santiago se oscurece la mirada cuando se detiene a recordar cuando, desde La Cabaña, salían los heroicos artilleros de otras unidades, entre ellas, la batería integrada completamente por milicianos de Guanajay —su pueblo natal—, que combatirían en las arenas de Playa Girón.

“La inquietud inundaba el ánimo de los universitarios artilleros, pero no llegaba la hora de la partida hacia la zona de guerra. Mientras tanto, otras misiones nos fueron asignadas, como viajes al campamento de Managua, para cargar municiones de todo tipo y trasladarlas en caravana de camiones a la zona de guerra, misiones que fueron cumplidas con disciplina y eficiencia, inclusive llegando hasta el Central Australia, donde radicaba el Puesto de Mando del Comandante en Jefe.

¿Por qué la vieja Fortaleza se convirtió en la casa de los universitarios? Esas tristes imágenes aún golpean sus emociones.

“Transcurrieron los tres días de la heroica batalla, y la vieja Fortaleza se convirtió en la casa común de los universitarios artilleros, quienes sintieron un profundo dolor por no participar en los combates y no haber podido demostrar las enseñanzas artilleras de los instructores sabatinos, casi todos procedentes de las filas del Ejército Rebelde”.

La movilización —explica— duró hasta finales de abril, volviendo los estudiantes con posterioridad a las aulas de la Colina Universitaria, llenos de satisfacción por el deber cumplido ante el llamado de la Patria, y dispuestos a volver a la línea de combate cuando fuera necesario, ante un futuro ataque de los vecinos imperialistas.

Muchos de esos artilleros hoy en día poseen la medalla de fundadores de la Artillería Terrestre y algunos la medalla de Playa Girón.

Posteriormente, una gran mayoría respondieron al llamado del Comandante en Jefe en la Escalinata Universitaria, el 13 de marzo de 1963, y se incorporaron a las Tropas Coheteriles de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, para asimilar la técnica moderna que los hermanos soviéticos habían puesto en manos cubanas para la defensa de la Revolución.

Con el tiempo, algunos ocuparon altos cargos en la dirección técnica de las diferentes unidades coheteriles, contribuyendo con ahínco e inteligencia a la elevada Disposición Combativa que posee las FAR en la actualidad.

La mayoría se encuentran jubilados, pero en ellos vibra el mismo ímpetu juvenil y el deseo de ser útil a la Revolución. Santiago R. Quintero García es uno de ellos, y al igual que muchos, siente la Patria como en aquellos días de Girón, confía en la juventud y conserva ese espíritu que solo los héroes mantienen a pesar de los años.


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Raquel Marrero Yanes


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