jueves, 25 de abril de 2024

¿Qué trae la pelota sub 23 de Cuba?

Nacida en el 2014, esta justa sigue teniendo objetivos bien claros, que parecen crecer ahora en medio de un panorama enrarecido por la anulación del gobierno estadounidense del Acuerdo entre la Federación Cubana y la Major League Baseball (MLB).

Joel García León en Tribuna de La Habana 21/04/2019
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Béisbol sub 23
Pelota sub 23 comenzó el 20 de abril en Cuba.

El béisbol cubano necesita respirar. Y tal oxígeno se traduce en jugar y jugar en todas las categorías posibles, con más o menos juegos, con mayor o menor calidad y con un espectáculo atractivo y creciente para el público. Este 20 de abril, la sexta edición del campeonato sub 23 cobrará vida y muchos preguntan: ¿Qué traerá de nuevo y trascendente esta lid? ¿Qué equipos están más cerca del podio antes de tirarse la primera bola?

Nacida en el 2014, esta justa sigue teniendo objetivos bien claros, que parecen crecer ahora en medio de un panorama enrarecido por la anulación del gobierno estadounidense del Acuerdo entre la Federación Cubana y la Major League Baseball (MLB). Será otra vitrina para ver jugadores con proyecciones, talento y ganas de triunfar, algunos incluso con breves incursiones en las Series Nacionales.

Y ahí precisamente estriba una de sus mayores deformaciones. No es este el certamen para quienes ya alcanzaron una titularidad en sus equipos provinciales para las temporadas elite, lo cual se ha corregido esta vez con intencionalidad, aunque siempre quedan algunos ejemplos en las nóminas que van a hilvanar peligrosamente los 36 partidos clasificatorias, ocho más entre semifinal y final; y luego la primera y segunda etapa de nuestro clásico mayor.

Hay datos que ilustran cierta mejoría antes de lanzarse primera bola. De los 432 inscritos (27 por cada equipo), el 45 % ya vivieron al menos una experiencia en la Serie Nacional, de ellos unos 100 son lanzadores. Los conjuntos con un poco más de madurez (si así se le pudiera llamar) son Mayabeque y Ciego de Ávila, ambos con 16; mientras Pinar del Río apenas cuenta con ocho jóvenes que han pasado por nuestro pasatiempo nacional.

El retorno a los desafíos solo entre los integrantes de cada grupo en lugar de todos los integrantes de la zona (occidental u oriental) responde a tema económico, pero se corre el riesgo, como sucedió en las primeras ediciones, que un apartado sea más peleado que otro y avance el primer lugar con menos victorias que el segundo lugar de la otra llave de la misma zona.

Asimismo, 16 de los 34 jugadores que liberó Cuba como amateur para cumplir el Acuerdo con la MLB saldrán al terreno en este campeonato; en tanto regresará a nuestros terrenos el espirituano Roberto Hernández, lanzador que renunció a su contrato en ligas menores de Estados Unidos para reunificarse con su familia y volver al béisbol nacional.

El concepto de espectáculo ha sido el Talón de Aquiles de este torneo. Su horario vespertino, la cantidad excesiva de errores, el pobre seguimiento mediático y por consiguiente de la afición, entre otras variables, ha condenado a la clandestinidad sus resultados, lo cual pudiera mejorarse con una estrategia que sume a los gobiernos locales, tal y como pasa en la Serie Nacional.

Finalmente, no puede dejarse mencionar el hecho que varias glorias deportivas sean los timoneles de más de la mitad de estas selecciones. Al feliz pinero Dioel Reyes (monarca del 2018 con la Isla de la Juventud) se unen Ariel Pestano (Villa Clara), Eriel Sánchez (Sancti Spíritus), Yorelvis Charles (Ciego de Ávila), Loidel Chapelli (Camagüey), Osmani Urrutia (Las Tunas), Francisco Aballe (Holguín), Elizardo Guillart (Santiago de Cuba) y Mario L. Valle (Pinar del Rio)

En cuanto al difícil acto de los pronósticos, debemos recordar primero que en cinco ediciones, 10 de los 16 equipos han podido subir al podio con el mayor saldo para los santiagueros con par de títulos; en tanto los villaclareños archivan una plata y dos bronces, los artemiseños un cetro y un subcampeonato, y los matanceros dos terceros escaños.

La estabilidad de los indómitos —recién proclamados campeones nacionales juveniles—, y el buen trabajo que vienen rindiendo Las Tunas, Cienfuegos, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus los ubican en el pelotón de avanzada, sin que por eso villaclareños, matanceros, habaneros, pinareños o los propios mayabenques estén descartados.

Otra vez la pasión vuelve, en una lid de menos renombre, pero quizás de las más decisivas para que el beisbol cubano respire y respire.


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Joel García León


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