martes, 16 de abril de 2024

Clásico Mundial: La siniestra situación del pitcheo zurdo

Las carencias y juventud de los lanzadores llamados a fila provocan tantas preguntas como las latentes en torno a la receptoría y la segunda base de la preselección cubana...

Rafael Arzuaga Junco en Exclusivo 24/10/2012
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Ismel Jimenez en juego de preparación
Un staff de pitcheo 100% derecho puede ser un gran problema para la selección cubana.

José Miguel Fernández o Juan Carlos Torriente, ¿cuál será el intermedista titular? ¿Dayán García es mejor opción que ellos dos? ¿Acaso lo ideal sería “enrocar” a Yulieski, cambiarlo de posición para hacerle un espacio en la esquina caliente a Michel Enríquez?

¿Con Ariel Pestano convocarán a uno o dos receptores? Si llaman a otro más, ¿pesará el rendimiento ofensivo sobre la defensa? Si convocan a dos, uno tendría como fortaleza el madero y el otro su mascota, ¿verdad? ¿Qué ayudaría más, la defensa de Frank Camilo Morejón y/o Yulexis La Rosa o la producción que pudiera aportar Yosvani Alarcón?

La segunda base y la receptoría. Hacia ahí mira el ojo crítico después de los cuatros partidos, a puertas abiertas en el Latinoamericano, de la preselección de Cuba que se prepara para el III Clásico Mundial de Béisbol y de la cual se escogerán 28 peloteros para enfrentar sendos compromisos de fogueo versus Taipei de China y Japón en noviembre venidero.

Se antojaron preocupantes estas dos posiciones, pero a decir verdad es el pitcheo, por donde se mire, el punto de ebullición de la pelota cubana, a pesar de que —y esto lo he dicho bastante— los lanzadores han dado la cara las más de las veces, y la ofensiva ha sido acusada principal, y declarada culpable, en casi cada una de las últimas derrotas internacionales.

Y, si siempre es importante tener en el área de pitcheo una fortaleza dentro del equilibrio de la nómina, para competir en el Clásico es aún más trascendente porque la calidad de la ofensiva contraria es de gran calidad, pese a no estar a tope en marzo; y a propósito de las reglamentaciones especiales establecidas por los organizadores, respecto al número de serpentineros en cada equipo y la relación lanzamientos-descanso.

Ello, unido a las carencias y juventud de la mayoría de los llamados a fila, engendra, lo menos, tantas preguntas en torno al staff y el bullpen, como las relacionadas al inicio de estas líneas.

¿Es más conveniente utilizar a Yadier Pedroso en la rotación o utilizarlo desde el bullpen? ¿Es sólido un staff abridor, derecho ciento por ciento, a base de Vladimir García, Freddy Asiel Álvarez, Odrisamer Despaigne e Ismel Jiménez? ¿Está capacitado Miguel Lahera para abrir, relevar, trabajar de preparador (lanzar en el octavo capítulo) o asumir la posición de killer (cerrador)? ¿Erlys Casanova podría ser un relevista del medio juego eficaz? ¿Pablo Millán Fernández es el idóneo para calzar los spikes del “retirado” Pedro Luis Lazo?

¿Están especializados acaso, cinco meses antes del III Clásico, los posibles lanzadores de la selección nacional o, como hasta ahora, “todos van a estar listos —y por tanto no aptos— para todo”? ¿Tiene Alexander Rodríguez la suficiente concentración y la colocación precisa de sus lanzamientos para trabajar en las entradas decisivas? ¿El novato Carlos Juan Viera (debutó con 22 años en la Serie 51) está listo para enfrentar, en situaciones límites, a bateadores de contrastadas calidades? ¿Y Félix Fuentes qué?

Si soy sincero, puedo decir que estas y otras interrogantes estaban antes de la llegada de Víctor Mesa a la dirección y, lejos de aclararlas, el “entrenamiento radiotelevisado” las complicó aún más.

Encima, a mi los desafíos entre el Cuba Rojo y el Cuba Azul me certificaron una tesis ya expuesta aquí mismo en Cubahora. El pitcheo zurdo es el agujero negro del punto más débil (más cuestionado debí escribir) de la pelota cubana. He aquí la consideración, así, en una línea, con unas pocas palabras, y prácticamente sin margen de error.

Antes de mencionar nombres, carreras, repertorios, experiencias internacionales…, mi primer argumento para defender la tesis es que Víctor Mesa no cuenta con un abridor zurdo. Julio Alfredo Martínez, el joven de Pinar del Río, podía ser, pero él —como casi todos los otros pinareños— no superó el criterio técnico y quedó al margen del actual grupo. Yulieski González y Misael Siverio desaparecieron del entorno de las preselecciones. Robelio Carrillo no aparece en la parte de arriba de la agenda técnica. Debido a su naturaleza, Maikel Folch cercenó cualquier oportunidad posible en la pasada temporada. Y Norberto González, que abrió 22 partidos en la última Serie Nacional, siempre —y ahora también— es utilizado como relevista.

No hay más de donde escoger, esta es la verdad. ¿Wilber Pérez, Ián Rendón, Ariel Miranda, Yosvani Fonseca, Yoelvis Leyva, Elier Sánchez, Lander Moreira, Denny Alá y otros pocos? Por favor, detengámonos aquí, so pena de no ser serios y caer en el absurdo.    

Darién Núñez, novato con Las Tunas en la Serie 51; Leandro Martínez, que jugó su quinta temporada con Granma y fue reconvertido en abridor tras desempeñarse como relevista; y Yoanni Yera, que entró a su cuarto año con Matanzas.

Descartada la confianza en los relevos de Norberto González, a ese trío se reducen las variantes del pitcheo zurdo en la selección de Cuba, siempre desde el bullpen aunque Núñez (14 aperturas/6 relevos) y Martínez (16/9) abrieron más que relevaron; y solo Yera (5/33) se mantuvo casi todo el tiempo en el bullpen.

Se trata, asimismo, de un tridente imberbe sobre la loma de los martirios, ante el que los bateadores de la mal llamada mano equivocada, en la Serie 51, no se vieron realmente en apuros.

A Darién, que trabajó 83 y un tercio de entradas, le conectaron para .315, con un doble, en 54 veces al bate (11 boletos/5 ponches/2 pelotazos). Versus Leandro, que lanzó 113 y un tercio, batearon para .321, con seis conexiones de doble mérito y un triple, en 81 veces al bate (6/2/2). Y contra Yera, que se sostuvo 79 y dos tercios de entradas en el box, compilaron .275, con tres biangulares, en 69 veces al bate (16/7/3).

Y los derechos rindieron para .200 (11 dobles-1 triple-4 jonrones, 48 boletos-56 ponches) frente al tunero; .270 (8-2-6, 20-37) contra el granmense; y .274 (11-2-9, 25-53) ante el matancero.  

De manera global, no resultaron dominantes y fueron más vulnerables, si se quiere, ante los bateadores zurdos. ¡Mire usted qué problema!

Agreguemos a estas estadísticas, números grises por más que los lustremos, que los tres acaban de abrir sus expedientes en preselecciones nacionales de primer nivel. Por tanto, si se estrenaran en el III Clásico, sentirán por vez primera las borrascas de una “competición de verdad”, con la presión adicional que siempre significa vestir la casaca cubana.

El panorama, entonces, no es confortante. Por el contrario, es preocupante por donde se le mire. Más —y seguimos adicionando— si advertimos, como advertimos hace ya mucho tiempo, los varios problemas latentes en el pitcheo derecho. Más —y la cuenta aumenta— si reparamos en que, cuando emprendan la edición 52 de la Serie Nacional, cambiarán las exigencias que encuentran en la preselección nacional por un escenario, cualitativa y cuantitativamente inferior, lo que los obligará a mantenerse enfocados y saludables para no “desperdiciar” a mediano plazo lo aprehendido en el Latinoamericano.

El periplo por Asia y, presumiblemente, por México (a donde viajarán en las próximas horas, según trascendidos) será crucial, por supuesto, para los propósitos individuales de cada uno de los zurdos que haga el viaje y, también, para la dirección del equipo, porque para el tres de febrero, cuando se pare la Serie Nacional, un mes justo antes del III Clásico, casi todas las interrogantes deberán estar resueltas y el pitcheo zurdo no deberá ser ya un agujero tan negro como ahora.


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Rafael Arzuaga Junco

Se han publicado 1 comentarios


Andrés Hernández Rivero desde FB
 24/10/12 15:45

Ñoooooooooooooo, estelarrrrr!!!!!

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