jueves, 25 de abril de 2024

El Clásico de Ciclismo: historias por dentro

Sobre una bicicleta, jornadas tras jornadas, hay colores, amor, vida, recuerdos, ambiciones y sobre todo muchas vivencias dignas de contar...

Joel García León en Exclusivo 14/03/2019
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Clásico de Ciclismo-Leandro Marcos-Arlenis Sierra
Leandro Marcos, del equipo Habana, junto a Arlenis Sierra.

El Clásico de Ciclismo, una versión reducida y nacional de las Vueltas Ciclísticas a Cuba, guarda en su pecho más de una anécdota o historia personal y colectiva, fraguada sobre uno de los ejercicios físicos más difíciles dentro del mundo deportivo. Sobre una bicicleta, jornadas tras jornadas, hay colores, amor, vida, recuerdos, ambiciones y sobre todo muchas vivencias dignas de contar.

DOS CORAZONES EN LA VÍA: ARLENIS Y LEANDRO MARCOS

Por segundo año consecutivo Leandro Marcos y Arlenis Sierra se encontraron en estos giros y el primer beso y abrazo aparecieron cuando el capitalino cruzó la meta en la punta del pelotón. Desde hace casi dos años comparten sentimientos y proyectos personales. La mejor rutera cubana de la actualidad no esconde cuánto aliento y apoyo le da su novio mientras corre en el Club Astaná, aunque ella también le ofrece consejos para mejorar en los embalajes.

Ambos prefieren no hablar ahora de la posibilidad de un día hacer el uno-dos en una meta volante o en la raya de sentencia final. Desde Ciego de Ávila corren juntos con objetivos diferentes, pero conectados desde el querer. La granmense cumple en el Clásico el plan de entrenamiento diseñado por su equipo foráneo, en tanto Leandro peleará al menos tres victorias más para regalárselas a esa flor, que entre risas, bromas y sudor no deja de decirles: “te adoro por lo que somos en casa y en carretera”.

HIJO DE UN GRANDE: PEDRO PABLO PÉREZ

Hace 16 años, muchos lo recuerdan con su padre en el podio, festejando la victoria de una Vuelta Ciclística a Cuba. Su nombre también tiene tres P como su progenitor: Pedro Pablo Pérez, por quien comenzó a montar bicicletas hace unos seis años y ya hoy cubre con el uniforme de Pinar del Río su segundo trazado desde Baracoa a La Habana.


Lo que más añoro es que me respeten por lo que pueda lograr en carretera , expresó el joven de 18 años, hijo del ex-ciclista cubano Pedro Pablo Pérez, ganador cinco veces de la Vuelta a Cuba. (Foto: Calixto N. Llanes).

“Muchos me asocian con mi papá desde el nombre hasta por la forma de correr, pero tengo que aprender mucho todavía y sus cualidades siempre fueron superiores, incluso a las del resto de los ciclistas de su época. Lo que más añoro es que me respeten por lo que pueda lograr en carretera y no por ser su hijo”, dijo el joven de 18 años, quien tiene como asignaturas a vencer las etapas de montaña, en las cuales ha perdido la mayor cantidad de tiempo.

LA BALA DE GÜINES COMO ENTRENADOR

Intrépido, referente siempre de ciclista valiente y con un aval impresionante que incluye el oro en la ruta de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1982 y múltiples premios en Vueltas Ciclísticas a Cuba, Antonio Quintero no se pierde nunca la fiesta del pedal, otrora como comisario nacional y en esta ocasión como director técnico de Mayabeque.

“Aprecio muchachos con talento y ganas de llegar adonde estuvimos nosotros. Hay muchas carencias de bicicletas y las carreteras se han deteriorado, pero el bichito por este deporte es algo que cuando prende, es muy difícil desprender”, dijo confiado en que para el próximo año regrese el giro con presencia internacional y todos los requerimientos que exige la Union Ciclística Internacional. “No es un deseo, es una necesidad para no perder a estos jóvenes que tienen tanto o más calidad que la que teníamos nosotros”.

EL ARROZ CON LECHE Y LOS JÓVENES

Si algo se ha extrañado en este Clásico de Ciclismo es el arroz con leche, un alimento que en bolsas de nylon siempre acompañaban a los pedalistas como el más fiel aliado en cuanto la fatiga lo alcanzaba en medio de la carretera. Nadie puede dar fé de cuándo se introdujo esta tradición en las Vueltas Ciclísticas a Cuba, pero al margen de las limitaciones normales de un Clásico, de lo más reclamado por los guerreros del pedal es ese detalle dulce y singular.

Precisamente este certamen ha mostrado un renacer de jóvenes promesas y casi la mitad del pelotón que salió en Baracoa (84 corredores oficialmente de los 90 previstos) tenían menos de 23 años o estaban en edad juvenil. Para ellos y sus entrenadores el reto está en inculcarles la máxima de esta disciplina: “puedes pedalear mucho y nunca ganar una etapa, pero el principal triunfo es completar el recorrido”. Y así van todos, inspirados.


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Joel García León


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