jueves, 28 de marzo de 2024

Venezuela propicia Cumbre Mundial de Solidaridad

La diplomacia de la nación suramericana gestiona preparativos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 25/08/2017
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Venezuela-Cumbre de solidaridad
El presidente Nicolás Maduro convocó a una a Cumbre Mundial de Solidaridad con Venezuela. (Foto:@PresidencialVen).

En medio de una convulsa situación, el gobierno de Venezuela despliega su diplomacia de paz para organizar una Cumbre Mundial de Solidaridad en un intento de detener la agresiva escalada de Estados Unidos y sus aliados, que podría desembocar en una intervención armada de suma peligrosidad para el resto de América Latina y El Caribe.

A Caracas, la capital venezolana, llegan cada día decenas de mensajes de distintas partes del planeta en apoyo a la Revolución Bolivariana y la tenaz resistencia de su pueblo, que el pasado día 30 envió un claro mensaje a la comunidad internacional al pronunciarse con más de 8 000 000 de votos válidos por una ya actuante Asamblea Nacional Constituyente (ACN).

La terquedad del presidente Donald Trump y el imperialismo que representa carece de límites, y a pesar de la disposición del presidente Nicolás Maduro de sostener conversaciones con él en el interés venezolano de una distensión regional, el republicano mantiene la posibilidad de un ataque armado contra el pueblo venezolano.

En una de sus últimas intervenciones públicas, Maduro anunció que le escribirá una carta al mandatario estadounidense, y que quisiera hablar con él por teléfono para esclarecer algunas cuestiones que evidencian la ignorancia del ex agente inmobiliario sobre la realidad venezolana.

Pocos consideran, dada la agresividad de Washington, que los buenos propósitos del líder suramericano se hagan realidad.

Lo que Trump proyecta es una política de odio unida a la avaricia imperialista de apoderarse del petróleo y otros recursos naturales de la nación suramericana, a la que se unen aliados latinoamericanos, en minoría, pero difusores de matrices de opinión que tergiversan la realidad de un país que lucha desde hace años por el diálogo con una oposición burda, desconocedora del arte de la política.

De acuerdo con la explicación brindada por Maduro al periodista José Vicente Rangel —primer vicepresidente del mandatario Hugo Chávez Frías en 1999— los preparativos para la reunión mundial de apoyo a la soberanía y la libertad venezolana ya están en marcha mediante los actores diplomáticos del país.

En el programa José Vicente Hoy, el mandatario dijo que a nivel mundial se efectúan numerosas acciones, como la del pasado martes, en la que en numerosos países se hizo frente a las campañas de las corporaciones mediáticas actuantes contra una nación soberana y libre, atacada de manera constante y peligrosa por Estados Unidos y la extrema derecha local y mundial.

Refirió también que el canciller Jorge Arreaza; la presidenta de la ACN, Delcy Rodríguez; el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas; y el constituyente Adán Chávez; ya establecieron comunicación con la comunidad mundial para la realización de la Cumbre, de la cual aún se desconoce fecha y lugar.

Aunque todavía se desconocen detalles sobre la preparación de la cita, los participantes, la agenda en discusión y otros asuntos, la realidad indica que la mayoría de las naciones de América Latina y El Caribe rechazan la injerencia de Washington en Venezuela y se oponen a un ataque armado para derrocar la Revolución Bolivariana.

La convocatoria de Caracas está precedida por la reciente visita del vicepresidente norteamericano Mike Pence a Colombia, Argentina, Chile y Panamá, con dos propósitos políticos: uno es el de mejorar las relaciones con una región a la que Trump ha ofendido en varias oportunidades, y en segundo lugar medir las reacciones de estos cuatro países, de peso político, ante la anunciada posible intervención militar de su país a Venezuela.

Aunque no hubo flores para Caracas, tampoco hubo un respaldo a la postura norteamericana, e incluso la chilena Michelle Bachelet negó en rotundo cualquier tipo de injerencia en los asunto internos del gobierno revolucionario presidido por Maduro.

También, y siguiendo las órdenes de Washington, en Lima se reunió un grupo de países latinoamericanos que, con voz injerencista, se pronunció contra las decisiones de la ANC, la única herramienta posible para el retorno de la paz al país, y el blindaje de la Revolución con una serie de leyes y regulaciones que fortalecerán el proceso bolivariano.

El Ministerio para Relaciones Exteriores de Venezuela, que de inmediato salió al paso al llamado Grupo de Lima, expresó que la acción “constituye una violación de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y de las normas del derecho internacional”.

En esa reunión en la capital peruana participaron delegados de los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, quienes reiteraron su llamado al injerencismo y aplicación de la Carta Democrática por parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA), tras numerosos fracasos en este sentido.

Esta acción, una vez más, “supone el empleo del chantaje, la presión y el terrorismo de Estado, como ocurrió en Mercosur, para tratar de torcer el brazo a países dignos de la región que no han sido parte de su fracasada campaña de aislamiento contra Venezuela”.

También es cierto que organizaciones regionales fundadas por los gobiernos progresistas de la región en los años 90 del pasado siglo, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) mantienen una actitud poco combativa contra las pretensiones norteamericanas cuyo objetivo es recolonizar la región, tal como se encontraba antes del triunfo de la Revolución Bolivariana en 1998, cuando Chávez ganó la presidencia venezolana.

Las únicas voces claras y potentes que han recorrido la región en defensa de Venezuela han sido la de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad del Caribe (Caricom), las cuales con su digna actitud han destruido los planes de la Organización de Estados Americanos (OEA) de sancionar a Venezuela y darle carta abierta a la intervención anunciada por Trump.

Mientras comienza otra etapa de la batalla diplomática ganada por la nación suramericana en distintos foros, las fuerzas revolucionarias continúan los preparativos de las elecciones regionales previstas para octubre próximo.

Son más de 1 200 los candidatos oficialistas y opositores que lucharán por hacerse de una de las 23 gobernaciones en pugna y cuyo resultado podría significar un cambio en la geopolítica nacional.

Para analistas vinculados al oficialismo, se espera que luego del triunfo electoral del pasado 30 de julio, los revolucionarios ganarán la mayoría de los estados, lo cual contribuiría a acabar con la guerra interna provocada en las calles por la extrema derecha, si se tiene en cuenta que gobernadores como el de Miranda, Henrique Capriles, instigan a la confrontación y la muerte.

Se estima que 105 personas fallecieron en los últimos cuatro meses a causa de las acciones violentas realizadas en distintos Estados para crear la desestabilización del país, exageradas en los medios afines a los conservadores a nivel mundial y que brindan una imagen de caos y desesperación en suelo venezolano.

Para la Revolución Bolivariana es una victoria que los opositores hayan inscripto a sus candidatos a las elecciones regionales, ya que reconocen al poder electoral y las acciones de la ACN, que decidió adelantar los comicios previstos para diciembre próximo.

La ACN está integrada por 545 miembros de territorios y sectores de la vida venezolana, en la que se negaron a participar candidatos opositores, y que ya adoptó importantes acuerdos para agilizar la normalización de la política y la economía nacional.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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