sábado, 20 de abril de 2024

Unión del capital financiero y la derecha contra Venezuela (I)

Golpe de Estado financiero, salida del Mercosur: maniobras en juego...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 06/12/2016
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Nuevas medidas-zarpazo financiero- economía venezolana
Nuevas medidas deben surgir para evitar el debilitamiento superior de la economía venezolana.

El presidente venezolano Nicolás Maduro y su equipo de gobierno, con madurez y extrema firmeza, enfrentan en estos días otras dos maniobras de la derecha capitalista internacional, que intenta un golpe de Estado financiero y la expulsión del país del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

Son otras maneras de afianzar la guerra económica contra la Revolución Bolivariana con el propósito de crear inestabilidad política y social en un país castigado por el desabastecimiento y la usura en renglones prioritarios de las necesidades sociales.

Justo en diciembre, un mes en que los asalariados venezolanos cobran sus beneficios navideños, y en día del cobro mensual, los cajeros automáticos de Credicard estaban sin dinero el pasado viernes, y millares de personas vieron perplejos que sus tarjetas estaban vacías.

Maduro catalogó tal armitraña de ataque cibernético al sistema bancario nacional, el cual no permitió el uso de tarjetas de crédito y débito en el país, durante el Consejo Nacional de Economía Productiva, un día después, en el que también anunció la detención de los responsables del atentado, puestos a la orden de los tribunales.

“Hemos comprobado, aseguró, que lo que hizo Credicard fue un hecho deliberado dirigido desde Estados Unidos y deberá responder por la caída del sistema bancario de Internet y en la plataforma tecnológica de intercambio comercial”.

Economistas que evalúan el llamado golpe financiero contra Caracas aluden a que aunque Credicard dijo en su defensa que se trató de fallas en los puntos de venta del país, lo cierto es que debía, según esas fuentes, tener un plan de contingencia, más aún en fecha tan señalada.

La trampa de la firma estadounidense generó de inmediato la imposibilidad de los bancos se hacer frente a la avalancha de usuarios que pretendían sacar dinero en efectivo. O sea, la postura contrarrevolucionaria de Credicard buscó, como pasó en 2013 con la Corporación Suiche 7B, eliminar del servicio los cajeros automáticos, con la mira puesta en el malestar social.

Credicard pertenece al Banco de Venezuela (33.34 por ciento) y Banco del Caribe y BOD (33,33 por ciento cada uno), presidido por Ricardo Mendoza, de la institución financiera privada Bancaribe.

El sabotaje financiero a Venezuela posee otras expresiones, cualquiera de ellas dirigida a derrocar al gobierno de Maduro, que ya tomó medidas para aliviar la tensión causada por las maniobras capitalistas de los últimos días.

Este denominado golpe financiero comprende también un ataque al papel moneda (bolívar), mediante operaciones de extracción dirigida desde la localidad colombiana de Cúcuta por la derecha venezolana, aliada con mafias del vecino país para dejar el país sin billetes.

Testigos de esas operaciones denunciaron que en tiendas de Cúcuta se venden los billetes venezolanos de alta denominación, a bajo costo, con el fin de dejar sin liquidez a la población, reducir su valor real y paralizar con ello el normal flujo de la economía.

El diario digital Misión Verdad explicó que “básicamente existen diversos precios a pagar. Algunas casas de cambio hoy pagan el 30%, otras el 50% y algunas el 70% por cierta cantidad de billetes de 100 bolívares”.

Este andamiaje tiene su base en Miami, Estados Unidos –punto de concentración de la contrarrevolución venezolana y cubana- imponer una tasa con un valor indiscriminado en la tasa de cambio de las fronteras.

Es muy difícil el control cambiario si un organismo ilegal impone un dólar paralelo en contraposición al establecido por el Estado venezolano.

El valor lo marca Dólar Today, una página web presidida por el excoronel del Ejército venezolano Gustavo Díaz, uno de los dirigentes del fallido golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez en el 2002. Díaz reside en Estados Unidos y a partir de 2013, cuando asumió Maduro, desplegó una brecha en el tipo de cambio entre el dólar real y el paralelo.

Díaz es solo un títere. Detrás de su fachada se esconden operaciones controladas desde Estados Unidos por venezolanos contrarrevolucionarios y las redes dominadas por la derecha.

La arbitraria cotización del dólar ilegal, cuyo valor es aceptado en las casas de cambio de la frontera colombo-venezolana (pasó de 1.400 bolívares a 4.500 en un mes) es aceptada por el Banco Central de Colombia respecto a las tasas en fronteras.  Es decir, desde la demarcación los colombianos establecen el precio del bolívar en su país respecto al dólar, tasa en la que basan sus precios los comerciantes venezolanos.

Para nadie es secreto que mafias vinculadas al expresidente de Colombia Álvaro Uribe, un enemigo jurado de Chávez y de Maduro, junto a su ejército de paramilitares reconvertidos en contrabandistas de artículos de primera necesidad, son los que dominan tales establecimientos en la zona limítrofe.  

Hay que profundizar. El llamado dólar paralelo no funciona como un mercado para intercambio de divisas sino pesos colombianos. No va en el mismo sentido que la cotización legal, es transversal y cruza como un cuchillo para la destrucción de la economía venezolana.

Los beneficiarios directos de ese mecanismo son, según medios financieros, los paramilitares que lavan los ingresos obtenidos fundamentalmente por el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa, además de organizaciones empresariales operativas en Venezuela que se han apoderado de divisas suministradas a tasas oficiales mediante prácticas frudulentas.

Asimismo, el precio del bolívar propicia una ficción comercial con una fijación arbitraria. En la cadena económica, a mayores precios menos consumo y más inflación, menor producción de bienes y servicios, entre otras consecuencias letales para la economía.

LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA TOMA CONTROL

Venezuela, a pesar de la guerra económica en su contra que ya dura más de tres años, y de los bajos precios hasta ahora del petróleo, su principal rubro de exportación, ha podido cumplir con sus compromisos financieros internacionales y continuar con sus programas sociales a favor de los pobres.

En los últimos 20 meses, según fuentes oficiales, fueron cancelados 60 mil millones de dólares en deuda internacional, lo que desmiente a quienes, tratando de buscar el pánico financiero entre sus acreedores, desplegaron la propaganda sobre un eventual default, o sea, incapacidad de cumplir sus pagos.

Si eso ocurriera –como hace dos años intentaron contra Argentina- significaría que Venezuela carece de dinero para honrar sus compromisos y enfrentaría, dado el poderío de sus enemigos capitalistas, una situación de bloqueo internacional por parte de sus acreedores.

El gobierno venezolano, que el pasado sábado se reunió con representantes de la banca y empresarios privados en el Consejo Económico, dictó, y continuará adoptando una serie de medidas para quebrar el golpe financiero derechista.

Una de las primeras medidas es la emisión de nuevas monedas de alto valor  para facilitar el flujo del sistema monetario. Los nuevos billetes son de 500, 1 000, 2 000, 5 000, 10 000 mil y 20 000, los cuales serán distribuidos de manera progresiva por el Banco Central de Venezuela.

Además, Maduro anunció una posible reunión con su homólogo colombiano Juan Manuel Santos para definir eventuales posturas que impidan el doble valor de la moneda venezolana en el vecino país.

Nuevas medidas deben surgir en los próximos días para evitar que el zarpazo financiero propicie el debilitamiento superior de la economía venezolana.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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