viernes, 19 de abril de 2024

La infeliz pareja del Palacio de Planalto

Fisuras entre el presidente Bolsonaro y su vice Hamilton Mourao...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/05/2019
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Hamilton Mourao y Jair Bolsonaro
El presidente brasileño Jair Bolsonaro y su vice, el general Antonio Hamilton Mourao

Aunque en público aparecen como un matrimonio bien llevado, el presidente brasileño Jair Bolsonaro y su vice, el general Antonio Hamilton Mourao, mantienen un visible distanciamiento en temas políticos, reflejado en actitudes y declaraciones públicas.

Bolsonaro, 66 años, de corta visión política, es calificado como ¨fantoche de la derecha¨ por analistas tan prestigiosos como Emir Sader, crítico de su mal gobierno y sus bajos principios.

Este presidente de tendencias fascistas, que se dice amigo personal de su homologo de Estados Unidos (EE.UU,), Donald Trump, y del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se convirtió, por una política errática de la izquierda brasileña, en el favorito de grandes grupos conservadores-, como los evangélicos, quienes le facilitaron la victoria- que encontraron en él un fanático religioso que agregó a su nombre el de Messías, y se bautizó en el río Jordán.

Esas visitas del jefe del gobierno cayeron como agua fría en los medios castrenses, pues asomaron ribetes más allá del buen entendimiento entre naciones.

¨En sus grupos de WhatsApp, los militares intercambiaron impresiones sobre los¨ dichos¨ de Bolsonaro. La versión de que Brasil pudiera ofrecer ayuda logística a alguna invasión o acción estadounidense, es inaceptable por la mayoría de la cúpula brasileña de Defensa¨, señaló el conservador Folha de Sao Paulo.

Se entrevistó en privado con Trump como era su anhelo y visitó las oficinas de la Agencia Central de Inteligencia, sin autorización del alto mando militar de su país, y sin avisarle que temas trataría o cuales compromisos contraería.

Viajó a EE.UU. acompañado de dos generales de su gabinete, quienes moderaron sus palabras cuando dijo que “la democracia solo existe porque así lo quieren los militares”.

¿Por qué escogió a Mourao?. Según su hijo Eduardo, diputado federal ¨porque ¨nuestro vicepresidente debe ser un línea dura¨.

Para el periódico Brasil do Fato, Bolsonaro ganó por falta de competencia, ya que el líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inacio Lula da Silva, estaba encarcelado luego de un juicio amañado y mentiroso para sacarlo de las elecciones. De lo contrario, ni su nariz pasearía por el Planalto.

Eduardo Bolsonaro (ahora vinculado a un escándalo de corrupción) estaba convencido, y así lo dijo, que cualquier movimiento contra su padre sería apaciguado por el líder de la clase militar en el gobierno.

Sin embargo, las tensiones no demoraron en aparecer entre el evangélico Mandatario y su segundo. Cuando fue sometido a una operación en enero pasado –a poco mas de un mes de su asunción- no delegó en Mourao, como establece la Constitución Nacional-  y la población vio la primera separación pública de la pareja.

¿Cuál es el temor de Bolsonaro, un ex diputado federal que durante 28 años consecutivos ocupó un escaño en la Cámara y fue sancionado por sus faltas de respeto hacia sus colegas?. Nunca propuso un documento para ser discutido, aunque sí habló de manera maligna contra la izquierdista ex presidenta Dilma Rousseff, pues odia lo que parezca progresismo, socialismo o libertad.

El presidente teme que Mourao, de gran prestigio en las Fuerzas Armadas brasileñas, busque la manera de sacarlo del cargo y ocupe su lugar. Nada raro en una nación que derrocó a una presidenta legitima mediante un golpe de estado parlamentario, sin comprobación de las acusaciones.

El ex general tiene su propia agenda que incluye conversaciones con empresarios, miembros de la sociedad civil, medios de comunicación, diplomáticos y líderes de la oposición, en tanto el Mandatario prefiere las reuniones con su gabinete e importantes figuras de la ultraderecha mundial.

Uno de los que piensa que el vicepresidente ¨ha demostrado ser una persona muy constructiva, informada y moderada¨ es el embajador alemán en Brasil, Georg Witschel, indicó el diario español El País, que lo entrevistó al respecto.

Cierto es que el ex general posee un tono mesurado que lo aleja de la prepotente, misógina y discriminadora retórica del Primer Mandatario, al extremo de que un 30% de los brasileños lo consideran ¨malo u horrible¨, de acuerdo con una encuesta de opinión de Atlas Brasil, realizada hace un mes.

Bolsonaro carece de medida política. En un movimiento que empeoró su relación con su segundo y fraccionó aun más a su gobierno – donde 33  oficiales ocupan puestos claves- publicó un video en su canal de Youtube de su mentor, Olavo de Carvalho, escritor residente en EE.UU., donde calificó al presidente de ¨martir¨ por ¨poder arreglársela con esos hijos de puta que gravitan a su alrededor¨ y agregó  que ¨el ejército hizo un trabajo de mierda durante la dictadura de Brasil¨ (1964-1985). El video fue retirado después.

Hubo otras discrepancias conocidas. Cuando Bolsonaro visitó Israel y prometió trasladar la embajada brasileña a Jerusalén –siguiendo a Trump, a quien imita- Mourao se entrevistó con el embajador palestino en Brasilia, Ibrahim Alzeben,  y le tranquilizó argumentando que era muy posible que no sucediera jamás.

Venezuela es otro punto de discrepancia. El vicepresidente fue agregado, militar en Venezuela y uno de los miembros del gobierno contrario a cualquier salida no diplomática para la crisis venezolana, y ya se manifestó contra una intervención militar que, por el contrario, es aplaudida por el jefe de gobierno, que desea para Brasil el rol de principal aliado de EE.UU. en la región, en lugar de Colombia.

Cuando Bolsonaro acusó a China de prácticas comerciales desleales, Mourão dijo a ¨Folha de São Paulo¨ que Brasil "no puede permitirse socavar sus vínculos con China" y agregó que planeaba visitar el país este mes de mayo.

Luego el presidente alentó a sus seguidores a acusar a su vice de conspirar en su contra, lo que de inmediato consumó Marco Feliciano, uno de los líderes del Partido Social Liberal de Bolsonaro en el Congreso Nacional.

Aunque sin posibilidades de éxito, Feliciano envió una demanda oficial de destitución de Mourao el pasado abril, en señal, precisó, de ¨advertencia¨.

Aunque insatisfechos con el vice, Bolsonaro sabe que es un hueso duro de roer, pues tiene el respaldo de las Fuerzas Armadas y además fue electo en las urnas de manera democrática. Aunque dio al electorado una visión de línea dura durante la campaña electoral, ahora es considerado una alternativa al Mandatario, cada vez más insensato en sus declaraciones y decisiones.

Los brasileños no se engañan tampoco respecto al general retirado. Durante la campaña el sugirió que ¨podría llamarse al Ejército para que intervenga si hay una situación política desmedida en el país¨, lo que hizo temer a muchos una nueva dictadura militar que allí fue llamada ¨los años del hierro¨.

Ahora que Bolsonaro decretó –pues evitó que pasara por el Congreso- una ley para la tenencia de armas a los mayores de 25 años para acabar con la inseguridad pública,  su segundo declaró que no ve tal flexibilización de los requisitos "como una cuestión de combate a la violencia", sino "apenas y exclusivamente como el cumplimiento de una promesa de campaña".

Los desacuerdos con ministros del gobierno también son públicos. Mientras la titular de Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, prometió que las mujeres debían tener todos los hijos que Dios le mandaba y en el futuro los niños vestirán de azul y las niñas de rosas  (una criticada actitud homofóbica), Mourao dijo a O Globo, el diario de mayor circulación del país, que ¨el aborto debe ser una decisión de cada mujer¨.

Quizás la mayor desavenencia entre los dos principales jefes del gobierno es la posible instalación de una base militar de EE.UU. en la región amazónica de Alcántara, una decisión tomada en solitario con Trump.

En entrevista con la televisora SBT, Bolsonaro comentó que deseaba una instalación norteamericana en territorio nacional (que sería usada en el lanzamiento de misiles que apuntarían al resto de Suramérica), para contrarrestar la influencia rusa en Venezuela, un tema desmentido tanto por Caracas como por Moscú.

La idea del evangélico que se dice es guiado por Dios, resultó de inmediato desestimada por militares de alto rango del Ejército. El Ministerio de Defensa afirmó, por medio de su portavoz, que ¨el presidente no discutió¨ el asunto de la base militar con ellos.

Otro tema que levanta pólvora entre Bolsonaro y Mourao es el tema de Lula da Silva. La publicación Perfil refiere que el vicepresidente afirmó que era ¨una cuestión humanitaria¨ el permiso para que Lula saliera de la cárcel de Curitiba para asistir al velorio de su hermano.

"Lo que puede verse de las diferencias entre Bolsonaro y Mourao es que no se trata apenas de diferencias ideológicas, existentes y que ya fueran señaladas, sino de un intento manifiesto del vicepresidente de construir su propio espacio de poder", concluye el análisis de Perfil.

El periodista Darío Pignotti, corresponsal en Brasil para el diario argentino Página/12 y la agencia italiana ANSA, indicó en un despacho que "Hay una instancia entre la continuidad de Bolsonaro o el regreso de los militares. Hay más de 30 generales ocupando puestos claves en el gabinete, es decir, son el dínamo de este gobierno. Una disputa que comenzó a crecer después del balotaje se ha transformado hoy en una riña a voces entre Mourão y Bolsonaro¨.

 Mientras esto ocurre en las altas esferas del poder –en momentos en que el ex presidente y golpista Michel Temer está preso por lavado de dinero- el rechazo internacional a Bolsonaro es cada vez más visible.

Este 14 de mayo, debía asistir a una cena  de la Cámara de Comercio Brasil-EE. UU. en la que recibiría un reconocimiento, según confirmó el vocero presidencial. Pero el Museo de Historia Natural se negó a acoger la gala y varios patrocinadores desaparecieron ante la presión de activistas ecologistas de alto perfil y de políticos, como el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio y el senador demócrata Brad Hoylman

De Clasio respaldó la campaña y calificó a Bolsonaro como "un ser humano muy peligroso".

No es para menos. En uno de sus múltiples disparates, fue preguntado sobre la imagen de homofóbico que tiene en el exterior, a lo que contestó que ¨eso no espanta las inversiones sino a las familias brasileñas¨. Confirmó que defiende las costumbres conservadoras y que no quiere que Brasil se vuelva un país del "mundo gay", con lo que se ganó el repudio de la comunidad LGTB mundial.

"Esto no es un jefe de Estado, es una desgracia nacional", dijo David Miranda, congresista de Río de Janeiro, al periódico británico The Guardian.

No obstante, en marzo último, el jefe de gobierno sobrepasó los límites de la ética al subir un video de dos hombres haciendo sexo en una comparsa callejera. Ello le costó que en el sambódromo de Río de Janeiro, por donde desfilan las Escuelas de Samba, fuera objeto de burlas de las emblemáticas Mangueira y Paraíso de Tuiutí y en 27 comparsas barriales en Río de Janeiro, Sao Paulo, Belo Horizohte, Salvador y Recife.

Ya había tenido el rechazo popular en Chile, donde se aventuró en marzo pasado para reunirse con otros presidentes latinoamericanos conservadores, que buscaban la creación de Prosur, una entidad supuestamente mercantil que suplantaría a la progresista y solidaria Unión de Naciones Suramericanas.

El pueblo chileno, ofendido porque había defendido la dictadura de Augusto Pinochet, salió a las calles a protestar y varios partidos de oposición lo declararon persona no grata.

Pocos dudan que Bolsonaro sea el más impopular de los presidentes latinoamericanos –y el más bruto también, con perlas incomparables, como que ¨la tierra no es plana y gira en torno al sol o que el nazismo es un movimiento de derecha y nunca de izquierda solo porque se llama “nacional socialismo¨.

Conclusión: es una vergüenza para Brasil.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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