miércoles, 24 de abril de 2024

Japón: ¿se levanta?

El país asiático enfrenta un ambicioso proyecto de recuperación económica basado en estímulos monetarios y fiscales, en busca de aumentar la demanda interna, bajar la inflación a niveles aceptables y tener crecimiento estable...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 06/09/2013
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Situación de Japón
Japón pudiera tener un crecimiento superior al 3% al término de este año.

Cuando estaban de moda los misterios relacionados con el Triángulo de las Bermudas, apareció una hipótesis contando que el planeta estaba dividido por zonas similares y una de ellas estaba en el Mar de Japón, donde también se repetían enigmáticos sucesos. Es posible que el criterio no soporte la exigente comprobación científica, pero a no dudarlo, el grupo de islas que forman el país  ubicado como la tercera economía mundial, es, sin duda, un área de complejidad telúrica intensa.

La erupción de un volcán, varios tornados y un sismo de 6,5 en la escala Ritcher, ocurrieron uno tras otro en menos de una semana entre finales de agosto e inicios de septiembre, fecha de mala memoria (por el día 2, cuando se firma la rendición japonesa hace 68 años).

Como ninguno de esos eventos tuvo la espectacularidad del tsunami que en 2011, provocó miles de víctimas y puso en duda a escala mundial la efectividad de la energía atómica, poco trascendieron los acontecimientos recientes citados que se repiten con indeseada frecuencia.

Lo que ocupa espacios destacados en la prensa nipona y la muy ocupada maquinaria mediática occidental, es el experimento económico del premier Shinzo Abe pues, de momento,  logró un alza del Producto Interno Bruto  capaz de levantar ánimos y crear  esperanzas sobre una recuperación sostenida tras dos décadas de contracción.

La buena nueva no borra la tragedia por el descalabro de la central en Fukushima. Un grupo de ciudadanos, a sabiendas de que hubo mal manejo constructivo primero y poca eficacia para erradicar desperfectos después del accidente, hicieron una denuncia por negligencia a la empresa TEPCO.

Esa firma pidió la ayuda del gobierno ante su incapacidad para frenar el flujo de agua con cesio, estroncio, tritio y otras sustancias radiactivas, propagadas  también al mar. El estado decidió emplear  más de 500 millones de dólares de sus fondos estatales reservados, para concluir el problema, evitando el vertido de toneladas diarias  del líquido intoxicado en los reactores y que se pretende trasladar a  depósitos más sólidos.

EL METODO

En diciembre último el premier liberal demócrata Shinzo Abe, comenzó un ambicioso proyecto de recuperación económica basado en estímulos monetarios y fiscales, buscando aumentar la demanda interna, bajar la inflación a niveles aceptables y tener crecimiento estable. Como primer resultado está el crecimiento en un 0,9% del PIB.  comparado con igual período del 2012.

Entre las medidas implantadas está la reducción en un 30% del valor del yen (en relación con el dólar y el euro). Particularidad que si bien favorece las exportaciones niponas, y sí, aumentaron durante el semestre, provoca temores de eso tan amorfo como posible llamado guerra de divisas. Tema que preocupa en especial Alemania, donde ¡qué curioso!  apenas se habla de la tasa casi cero que tiene el precio del dólar norteamericano.

Si el ritmo logrado en el semestre que recién concluyó se sostiene, Japón pudiera tener un crecimiento superior al 3% al término de este año. Puede, si lo logra, insisto, convertirse en un dilema para Europa, empeñada en mantener por la fuerza una moneda casi sin movimiento, mientras exige a los países menos favorecidos exagerados y destructivos ajustes.

Abe, al contrario, comenzó por suministrar un paquete de estímulos fiscales ascendentes a los 100 mil millones de euros para inversión pública.

Entre las malas noticias  está el estancamiento de los salarios, por debajo de los existentes en otras etapas y que las empresas no se animan a realizar inversiones porque tienen exceso de volúmenes. Tampoco son positivos los datos sobre la deuda, cercana al 200% del PIB.

Aunque sin mucha alharaca, Japón, por su índole de gran exportador, fue uno de los países que mayores traumas sufrió por el estallido desatado con la hipotecas basura norteamericanas, crisis expandida a Europa  y que, en el caso del país asiático coinciden la ralentización económica mundial y el Tsunami con sus graves consecuencias, aún no reparadas por completo, debe señalarse.

Los desafíos menudean. Envejecimiento poblacional, deterioro de la infraestructura, dependencia de energéticos externos cuando la ciudadanía pide eliminar las electronucleares y las guerras elevan el precio del petróleo. 

El alto desarrollo tecnológico alcanzado por Japón le permitió sobrellevar tan malas circunstancias con apenas un 5% de desempleo, increíble si se compara con los estándares del viejo continente. Esa fortaleza industrial, sería una de las bases para recobrar el terreno perdido si no prosperan tendencias como la de un aumento del presupuesto militar, pivote, se teme, para dar pie a experiencias nacionalistas  capaces de provocar confrontaciones estériles y nocivas con China o Corea del Sur o, eventualmente con Rusia.  El suspenso, en uno u otro sentido, se mantiene.

 


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales

Se han publicado 1 comentarios


Arístides
 7/9/13 9:48

Es muy interesante lo que nos cuenta la compañera Elsa Claro en este artículo. A Japón le han tocado catástrofes que lo han podido borrar del mapa (recordemos que es el único país del mundo que ha sido víctima de las bombas atómicas y que después padeció una ocupación por parte de Estados Unidos, de la que nunca he leído de sus consecuencias, pero las imagino, y ahí no paró) pero se han podido recuperar hasta el punto que hoy está en el tercer lugar mundial por su economía, habiendo sufrido recientemente un gran terremoto y un desbastador tsunami de los que todavía están sufriendo las consecuencias. Nuestra Cuba, que en el aspecto económico ha sufrido desaciertos, equivocaciones, pésimas decisiones, y para más, un bloqueo en todos los aspectos de la vida por parte de la primera economía del mundo y la mayor potencia militar, y ni contar cuántas otras cosas malas más, pero nada comparable con los problemas que han afectado a la nación asiática, no hay manera que salga airosa, aunque lentamente se intenta, del “patabanal de fango” en que ha caído en las últimas décadas. No creo que se pueda decir que nuestro país no tiene los “tanques pensantes” (del inglés “think tanks”) que puedan marcar una más expedita ruta hacia una recuperación total de la economía, ni tampoco creo que nosotros los cubanos seamos menos laboriosos y dedicados que los japoneses. Se pudiera probar, pero para eso habría que remunerar sus trabajos debidamente, eliminando las tantas trabas burocráticas que los ahogan, acabando de una vez con la tan criticada ahora por todos doble moneda, y adecuando los precios de los artículos, de primera necesidad (y hasta de “segunda” o “tercera” necesidad)) para que puedan, en mayor o menor grado, lograr cubrir sus necesidades del diario vivir sin tener que recurrir a lo considerado “ilegal”. ¿Si Japón puede, porque no Cuba? Aunque sea a una mucho menor escala.

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