domingo, 5 de mayo de 2024

De confirmación en confirmación

Finalmente Donald Trump será el candidato republicano a las elecciones presidenciales de este noviembre...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 20/07/2016
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Sucedió lo esperado, y el controvertido magnate inmobiliario Donald Trump, “el aspirante republicano que más votos ha recibido en la historia del proceso de caucus y primarias del partido”, logró en la convención de Cleveland hacerse finalmente con la candidatura conservadora para los comicios presidenciales con los que cierra la titulada por algunos “era Obama” en la Casa Blanca.

Y si la carrera de Trump hasta su triunfo tuvo lugar en medio de cismas, discusiones y desplantes permanentes con relación a los gustos y aspiraciones del núcleo duro republicano, estas últimas horas antes de inscribir definitivamente su nombre en la boleta no resultaron menos complicadas, airadas y  llenas de traspiés.

Ante todo, las calles de la ciudad sede de la Convención Republicana no han permanecido precisamente en calma ni han albergado un ambiente festivo… todo lo contrario.

Por días, manifestantes han tomado los alrededores del Quicken Loans Arena para criticar las posiciones del aspirante republicano en torno a las llamadas “minorías” estadounidenses y los programas republicanos de gobierno signados por dejar de lado urgentes problemas sociales.

Pero las cosas no se limitaron al exterior de la sala de sesiones.

Se cuenta que la apertura del evento resultó un absoluto desorden donde se mezclaban gritos a favor y en contra de la nominación del magnate neoyorquino, al tiempo que sus detractores dentro del partido volvieron e insistir con fuerza en violentar las reglas de las convenciones de manera de dar libertad a los delegados para expresar “un voto de conciencia” y no atenerse a respaldar los resultados de las primarias en sus respectivos Estados.

No obstante, se hizo evidente que el barco se inclinaba en otra dirección, y finalmente Trump logró sobrepasar la mayoría de los mil 237 delegados necesarios para investirse como candidato oficial.

El logro, sin embargo, reservó otras “amarguras”, como el hecho de que se acusara de plagio a la esposa del magnate, la este-europea Melania Trump, quien en un meloso discurso de dieciseis minutos en que trató de mostrar una imagen de su pareja como hombre dulce, familiar, esforzado, y amante de la “grandeza de los Estados Unidos”, no tuvo reparos en remitirse a párrafos similares pronunciados en  2008 por la actual primera dama Michelle Obama durante la convención que otorgó al actual ocupante de la  Casa Blanca la candidatura oficial del Partido Demócrata.

Con todo, Trump expresó en su página digital “el gran honor” que experimenta con su desginación, y volvió a prometer con su habitual grandilocuencia que “los Estados Unidos estará de primero” si asume la Oficina Oval.

El candidato no obstante debió maniobrar en los últimos días para calmar los ánimos de los correligionarios que aún tienen reservas con respecto a su retórica, y para ello echó mano como compañero de fórmula al gobernador del Estado de Indiana, Mike Pence, que, al decir a la prensa, es un clásico defensor de “la disciplina fiscal, un Gobierno federal con menos peso, una política de defensa fuerte y una agenda social rigurosamente conservadora. Es decir, por el abecé de la ortodoxia republicana.”

Su nominación perseguía, pecisamente, calmar los ánimos de los críticos más conservadores de Donald Trump y establecer un clima menos tenso a la hora de dirimir la boleta partidista en Cleveland.

En consecuencia, el asunto ha quedado saldado de manera favorable para Trump, y ahora le resta enfilar los cañones de lleno contra su casi segura rival demócrata, la ex primera dama y ex secretaria de estado Hillary Clinton, en un escenario donde, para buena parte de los norteamericanos de a pie, ninguna de las dos caras que aspiran a la Casa Blanca les resultan del todo simpáticas.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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