viernes, 19 de abril de 2024

Símbolo de tenacidad, rigor y quijotismo (+Fotos) (+Video)

La compañía danzaria, entre las cinco mejores del mundo, fue declarada Patrimonio Nacional de Cuba...

Jessica Mesa Duarte en Exclusivo 12/07/2018
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Ballet Nacional de Cuba
Nuestro Ballet pertenece a lo más preciado de la memoria cultural de los cubanos. (Nancy Reyes / Cubahora)

Depurada técnica, ejecuciones que rozan la perfección, coreografías que compiten al más alto nivel en cualquier zona geográfica y cubanía son algunas de las cualidades que distinguen al Ballet Nacional de Cuba. La compañía, concebida en octubre de 1948 por Fernando, Alberto y Alicia Alonso, constituye un referente mundial a más de setenta años de su creación.

Uno de los momentos de mayor trascendencia de la compañía fue la creación, en 1950, de la Academia Nacional de Ballet Alicia Alonso, primera de su tipo en Cuba y semilla de la formación de muchos de los profesionales que han dado gloria a la danza clásica en Cuba, a cargo de profesores de diversas nacionalidades.

Desde entonces el rebautizado como Ballet Nacional de Cuba en 1955 contó con un centro de enseñanza artística y profesional, con extensiones en varios territorios de la isla, en el que se prepararon los más importantes exponentes de la danza cubana, luego de que también se insertara en su programa de estudios la danza moderna, bajo la dirección del maestro Ramiro Guerra, y una cátedra de artes escénicas, con la guía de Violeta Casals.

En la década de los años 50 se estrenó una de las obras emblemáticas de la compañía: El lago de los cisnes. También en ese contexto se dan a conocer las primeras coreografías de Alicia (La fille mal gardée) y Alberto Alonso (versión de Romeo y Julieta de Serguei Prokofiev).

Escenarios del mundo reclamaban la presencia de la Alonso, quien pronto conquistó a los más exigentes públicos, gracias a la elegancia y el sofisticado estilo que siempre demostró. La experiencia que adquirió durante sus presentaciones en Rusia influyó en el perfeccionamiento de la enseñanza de la técnica dancística en Cuba.

Desde el triunfo de la Revolución la cultura fue asumida como una de las prioridades del proceso revolucionario y, dentro de ella, gran importancia se le concedió al Ballet Nacional de Cuba. La Escuela de Ballet asumió carácter público y se creó el Festival Nacional de Ballet. Igualmente bailarines de su catálogo alcanzaron resultados loables en competiciones internacionales.

Nunca imaginaron sus fundadores el alcance que tendría el ballet en Cuba, sobre todo después de enero de 1959, cuando a la alta especialización y el sobrado talento de sus bailarines se añadió la oportunidad del pueblo de apreciar de cerca una de las más hermosas artes: el ballet clásico.

Lejos de lo que podrían pensar muchos sobre la clasificación elitista de esta manifestación danzaria, atribuida por su consumo en la mayoría de las épocas y lugares por una casta de preponderancia económica, desde sus inicios la formación ofreció espectáculos gratuitos o a muy bajo costo como una manera de llegar a los más variados grupos sociales.

De esta manera, durante sus primeros años, además de las meritorias presentaciones fervientemente aplaudidas en países latinoamericanos, la compañía derrochó talento en anfiteatros, plazas públicas y estadios de toda la Isla. Así se fue propagando un interés por el ballet y sus bailarines.

Con un repertorio que incluye clásicos como Gisselle, Carmen, Cascanueces y Coppelia, el Ballet Nacional de Cuba representa un orgullo para la nación cubana.

En su seno se han formado valiosas figuras de la danza clásica que, desde Cuba, han puesto el ballet en un punto cimero. Mirta Plá, Aurora Bosh, Josefina Méndez y Loipa Araújo, las cuatro joyas del ballet cubano, se convirtieron en referentes obligados, al que se han sumado nombres como Viengsay Valdés, Joel Carreño y Carlos Acosta, una pléyade de artistas que continúan la tradición iniciada por la prima ballerina assoluta.

Próxima a cumplir sus 71 años en octubre, la primera agrupación danzaria profesional del achipiélago, miembro de honor del Consejo Internacional de la Danza, fue declarada Patrimonio Nacional, como expresión del orgullo y agradecimiento infinitos de todo el país por la excelencia de su desempeño en favor del desarrollo cultural de Cuba.

Bien supo definir el Ministro de Cultura cubano, Abel Prieto, la esencia del Ballet Nacional de Cuba cuando en la gala inaugural de XXI Festival Internacional de Ballet de La Habana expresó: “Nuestro Ballet pertenece a lo más preciado de la memoria cultural de los cubanos y de los amantes de la danza de todo el planeta. Es un símbolo de tenacidad y rigor, de quijotismo revolucionario y de voluntad a toda prueba. Es también un símbolo de cubanía de la más pura y raigal y de insaciable vocación de universalidad y de esa dialéctica martiana y fidelista donde dialogan y se juntan la patria y la humanidad”.


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Jessica Mesa Duarte

Periodista y escritora de guiones radiales.


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