La novela policial: una pasión de Vicente Battista

El escritor argentino Vicente Battista es uno de los autores más publicados en Cuba, en especial por la Editorial de Arte y Literatura. Sin embargo, esa no es la razón por la que se encuentra en Cuba. Battista llegó a La Habana en su condición de jurado del Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, cuyo resultado serán muy pronto revelado, y también para conversar con los cubanos sobre la novela policial, un género que, asegura, todavía sigue siendo muy leído por los lectores.

La conferencia del argentino tuvo lugar en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, mejor dicho, la charla, porque bien lo señaló en tono jocoso el propio escritor: “prefiero utilizar este término antes que la palabra conferencia, porque esta nos lleva a lo muy catedrático y doctoral, y quiero que esto sea una charla compartida, con apuntes de las cosas que me han pasado y que he aprendido”.

Y eso fue lo que sucedió. En la hora y tanto que duró la charla, dedicada a la literatura policial, Battista ofreció a los presentes un background de todo lo relacionado con este género, y también algunas de las claves necesarias para entenderlo y apreciarlo más, porque durante mucho tiempo estuvo subvalorado dentro de la llamada “gran literatura”.

Un género que, no duda en afirmar, tiene como padre al norteamericano Edgar Allan Poe, quien desarrolló una obra narrativa con características que pronto se convirtieron en convenciones del género. Battista habla con pasión de algunos de los textos de Poe: Los crímenes de la calle Morgue (1841), El misterio de Marie Rogêt (1842), La carta robada (1843) y El escarabajo de oro (1844).

 “A Poe le debemos el primer detective literario, Auguste Dupin, que sirvió de inspiración al famoso Sherlock Holmes; y también el reto que significó para el investigador enfrentarse a la solución de un asesinato en un cuarto cerrado del que, en teoría, resulta imposible salir sin ser descubierto”, explica.

El autor de Sucesos Argentinos y Cuaderno del ausente refiere además que de Edgar Allan Poe se nutrieron otros grandes novelistas de la literatura policial. Menciona a los más conocidos, como Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Dashiell Hammett, Raymond Chandler, y también a los que no lo son tanto, pero dejaron una obra de calidad. Tal es el caso del escritor argentino Raúl Waleis (1845-1911), autor de una extraordinaria y encantadora novela titulada La huella del crimen, publicada por primera vez en Buenos Aires en 1877, y que permaneció prácticamente oculta durante mucho tiempo. “Raúl Waleis se adelantó incluso a Conan Doyle, quien vino a publicar su Estudio en escarlata, donde aparece Sherlock Holmes, diez años más tarde; y sin embargo es muy poco conocido. Quizás por ser latinoamericano le dieron bola”, apuntó Battista.  

Historias sorprendentes de asesinatos, crímenes resueltos y no resueltos, misterios, personajes sospechosos de algún delito y nombre de detectives provenientes del mundo de la literatura policial, llegaron al público contadas por este gran orador, que en otra muestra de humor advirtió a los presentes que podían abandonar sin pena la sala si notaban que se extendía mucho en el habla. “Soy muy charlatán, si los abrumo se pueden levantar con toda confianza, no voy a parar de hablar por eso”, dijo entre risas que fueron compartidas por los presentes.

El también periodista argentino contó además cómo el género ha tenido que ir reinventándose con el paso del tiempo para no desaparecer, como le ocurrió a otros. Cuentos y novelas donde lo más importante dejó de ser la solución del crimen, sino además reflejar los nuevos fenómenos políticos, económicos y sociales que empezaron a surgir en el mundo, como la corrupción de las fuerzas del orden, la inexistencia de héroes, el narcotráfico, las mafias…

Y cuando le preguntan, por qué tanta pasión por la literatura, en especial la que aborda el género policial, no lo piensa mucho, y responde: “Veo a la literatura como el principio de todas las cosas. Muchas de las series de televisión y películas donde se resuelven crímenes y delitos, asumen los códigos de la literatura policíaca. Y mi gusto por ella viene porque está muy emparentada con el cuento, y además es un género que tiene mucha riqueza”.