jueves, 18 de abril de 2024

Gabriel Dávalos: un coreógrafo visual

Una poética sobre y con la danza caracteriza la obra del joven fotógrafo. Su exposición Habana Sensual está a disposición del público hasta finales de febrero en el Palacio de Lombillo...

Mayra García Cardentey en Exclusivo 24/01/2016
11 comentarios

Gabriel Dávalos tiene casi todo lo necesario para ser un artista: alta sensibilidad, comprometimiento social, desprendimiento mercantil para con su obra y un buen apellido. Si la reencarnación existiera, él vendría a representar la vuelta a la vida de un Marius Petipa con cámara en mano. Si hubiera que definirlo de alguna manera, aunque su arte no cree en delimitaciones, vendría a ser como una especie de coreógrafo visual.

Sus fotografías no tienen como protagonistas a grandes personalidades cubanas o acontecimientos iconográficos de la historia patria. Aparentemente, sus imágenes no indagan de forma directa en problemáticas sociales, su lente no escudriña madrigueras urbanas, no busca a niñas con muñecas de palo. Solo aparentemente.

Desde una vista superficial, muy superficial, su fetiche son las bailarinas, la danza, el arte en movimiento. Eso, al menos, entienden aquellos que miran sus fotos desde “lo bonito”. Los que interpretan más allá, los que observan a través de la bailarina, con ojos de Benedetti —con payasos o sin ellos—, no solo descubren a la figura grácil, envidiablemente hiperlaxa, sino una historia, un contexto, una ciudad.

Dávalos es entonces un artista para todo tipo de público. Para aquel que cuelga la imagen del joven fotógrafo en la sala folclorista de su hogar porque la bailarina le ha parecido “linda”, porque la foto le ha parecido “buena”; hasta aquel que decodifica, que sabe de metalenguaje, que entiende en la obra una rica intertextualidad entre la danza, una urbe quebrada y a la vez naciente, una historia contada y por contar.

La Habana le llega sensual a Gabriel. Parece que siempre ha sido así. Ni siquiera cuando fue redactor de la página de Nacionales del periódico Granma pudo desprenderse de su sentido panorámico de la vida. De hecho, “en esa etapa profesional interesante”, como él mismo la define, potenció su interés por el diseño y la grafía, cuando casi que “por castigo”, diseñara en la madruga las planas del periódico.

Algo ha llovido desde entonces. Ha ejercido muchas profesiones en poco tiempo, aunque siempre defendiendo el lente en ristre. Ahora alterna labores como guionista en Canal Habana, creativo del grupo Buena Fe y fotógrafo independiente, si bien todo converge en ese espíritu comunicativo que le hizo graduarse de Periodismo en el 2005.

—Hay preguntas imprescindibles, repetidas: Sin cámara, sin dinero para una, ¿cómo llegaste a la fotografía?

—Tuve y exploté un amplio abanico de oportunidades desde lo visual. Empecé a leer mucho, a imaginar, a pensar lo que quería. Siempre he creído que la fotografía no es solamente creatividad o técnica, es un fuerte ejercicio de pensamiento. Y como no tenía cámara, esa acción reflexiva me llevó a saber exactamente qué quería cuando la tuve.

—¿Y la danza? ¿Y la ciudad? ¿No temías el encasillamiento en lo fashion?

—Desde el comienzo deseé especializarme en danza. Ni siquiera me propuse, ni por un segundo, salir a hacer fotografía documental. Ya llevaba doce años yendo al ballet y tenía la idea de trabajar visualmente esta manifestación escénica. Es un lenguaje universal. Nos acompaña desde el origen mismo del hombre. Tiene el don de sentar en el mismo palco a personas que piensan diferente. Esa sensibilidad me cautivó. Me interesó la enorme posibilidad de manejar un discurso estético y a la vez polémico, donde se maniobrara lo bueno y lo malo, sin ser incisivo.

“En ese mismo sentido, mi vocación periodística me llevaba una y otra vez a la ciudad, esa que a veces amo y a veces odio, con gente que por ocasiones me enorgullece y en otras rechazo. La danza entonces se vuelve el lenguaje más exacto que puedo usar para buscar los contrastes del bien y el mal, que no es más que el cisne negro y el cisne blanco, todo desde una persona, un proyecto, una sociedad.

”Por eso mi fotografía no acude a lofashion ni al glamour. A mí me gusta el pretexto de la danza para contar, para descubrir a las personas, a los lugares, a la urbe, las nostalgias y las historias que habitan”.

—Encontrar un concepto resulta a veces tan arduo como encontrar los mecanismos para la socialización de la obra. ¿Exponer fotografías en Cuba?

—Muy difícil. En mucho tiempo pensé que no iba a hacer muestras de mi quehacer mientras exponer en Cuba fuera tan caro. Cuando gestaba esta exposición Habana Sensual, le explicaba a la curadora la vergüenza que sentía de la cantidad de fotógrafos que con una trayectoria interesantísima nunca han expuesto en galerías. Es complejo cuando el proceso cuesta no menos de 500 CUC. ¿Cuál fotorreportero de un medio de prensa, e incluso muchos independientes, pueden darse ese lujo?

“Nosotros no montamos con marcos ni con cristal. Lo hicimos muy minimalista. El diseñador y la curadora nos regalaron su trabajo. Empleamos la menor cantidad de recursos para que también sirva de inspiración a aquellos que tienen muy buenas fotos, y una exposición les queda lejos”.

—Si es así con una exposición, con un libro resulta más engorroso. Estás, junto con Kaloian Santos, dentro de los pocos fotógrafos jóvenes con una obra gráfica en soporte editorial…

—Sí. Durante mucho tiempo los libros de fotos publicados eran de corte histórico, de grandes fotógrafos que vivieron épocas de efervescencia social, excelentes volúmenes. Pero si nos guiáramos solo por esas entregas, Cuba no ha cambiado, desde el punto de vista de las fotografías editoriales. Hay muy pocos textos de artistas jóvenes donde se proponga otra visualidad. Por los menos en Cuba.

—Parte quizás de una subvaloración que coexiste en el entorno mediático con respecto a la labor de los fotógrafos…

—Quizás, sería muy pretencioso juzgar en la totalidad. Uno de los elementos que interviene puede ser que la fotografía no se concibe como un acto intelectual, sino que el fotógrafo es un técnico que “acompaña”. Se piensa como añadidura no como contenido propio. Eso influye en la autoestima del creador.

“Eso no quita tampoco que existen quienes se estancan. Piensan que estar en un medio es suficiente y no se superan. No avanzan, no buscan nuevas ideas, o hacen cultura visual viendo muchas imágenes”.

—Y si a ello le sumas lo complejo que resulta el mercado del arte para las obras fotográficas en la isla...

—Es complicado invertir en arte cuando hay que resolver la comida primero. Aunque, la cultura es otro tipo de comida para el espíritu, tan esencial como la que nos alimenta el cuerpo. Pero aun así resulta difícil, por lo económico; en cambio, la salud de la gente respecto al consumo del arte sigue siendo maravillosa.

“Es increíble cuando encuentras personas que quieren tu obra, que reúnen dinero para llevarse una pieza. Es lindo y difícil, porque los curadores te exigen que no puedes vender tantas imágenes de una serie o de un mismo formato; lo hacen para protegerte y valorar tu trabajo. Y, a veces, aunque no quieras, debes respetar cuestiones artísticas y de mercado; todo cuesta dinero: las cámaras, las exposiciones, cada disparo. Y uno tiene que comer, vivir. Uno es un cubanito más”.

—Pero a pesar de eso, eres bastante dadivoso; regalas, rifas tu obra…

—Sí (risas). Cada vez que puedo me fajo un poco con la curadora. Ella me dice que tengo que cuidar mi trabajo, y yo que quiero regalar una foto. La entiendo porque forma parte de las reglas. Pero también me da tristeza con quienes quieren tener una obra mía en casa.

“A veces lo que hago es subir una foto en alta resolución a Facebook y dejar que la descarguen y reproduzcan. Otras veces la rifo o la regalo en pequeño formato. Hasta que el bolsillo no mejore, el mercado del arte y de la fotografía en Cuba no va a levantar. Muchos fotógrafos no esperaremos a eso, y nos gusta que en la sala de una casa esté una instantánea nuestra”.

—En ese sentido, has incorporado tu propuesta al discurso de las redes sociales. Tu cuenta en Facebook sobrepasa los 22 000 seguidores, más de lo que exhiben muchos medios nacionales. ¿Ventajas? ¿Límites?, sobre todo con el tema del derecho de autor.

—¿Cuánto me puede aportar? El infinito. ¿Cuánto me puede perjudicar? No me interesa. Yo pongo mi foto, mi sello, en baja resolución. No me preocupa lo que hagan con ellas. A veces se me va una más grande y hay quien la coge y la imprime. Que sean felices.

“Nunca me he inquietado por eso. Si hay alguien a quien la imagen le da alegría, pues me parece bien. Si la emplean para una distribución comercial o con fines de lucro, ya es otra cosa. Pero no tengo problema con que los usuarios se las agencien para tener una pieza mía, aunque no me pidan permiso. Todo a lo que he llegado vino después de crear un espacio en Facebook. Por mí solo, con esas instantáneas en mi computadora, no llegué a nada. Lo que soy empezó con esa página y la conexión de los usuarios con ella. Mis fotos abrieron alas en Cuba y en el mundo, desde que hubo quienes encontraron poética en esas imágenes que desde las redes sociales le motivaron a tenerlas también en casa”.


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.

Se han publicado 11 comentarios


Ana
 11/2/16 13:57

Cree que Gabriel es uno de los fotográfos mas impresionantes actualmente. Me encanta como sus fotos combinan ese aire de ciudad suspendida en el tiempo, y que no siempre incluye la Habana, con la magia que siempre conlleva el ballet. Gracias a la periodista por permitir acercarnos a él y a su trabajo, porque siempre resulta difícil palpar a un artista y sentirlo más como un ser humano. Gracias a Gabriel también por su arte regalado, ofrecido, presentado. Muchos éxitos.

Cl@udi@
 25/1/16 20:23

Esta, sin dudas, es una de las mejores entrevistas que he leido sobre Gabriel y su obra, deja ver quién es y cuánto amor siente por su obra, el ballet, La Habana... Recuerdo la primera vez que vi una de esas fotos, me pareció tan excepcional como una muestra en el teatro, más aun, fuera de él. El contraste que deja ver entre la sensualidad del ballet, los bailarines y la magia de una Habana que navega en nuestras carencias, el paso del tiempo y nuestra sociedad es grandioso, vale la pena alimentarse con este tipo de cultura. Felicitaciones!

Lilian
 25/1/16 14:03

Realmente de lo que más aprecio de la fotografía, capta el aire poético de la ciudad... gracias Gabriel por tu arte

Sandra
 24/1/16 14:03

Quizás no sea de las personas que tiene mucho conocimiento del arte, capaz de interpretar lo más profundo del significado de sus fotografías; y si de aquellas folcróricas que quieren una foto en la sala de su casa porque me parece "buena" y porque lleva la firma de unos de los fotógrafos cubanos más interesantes actualmente, al menos para mi gusto. Pero por encima de eso hay algo que me transmiten esas imágenes, que no se explica, que no se estudia... es sensibilidad, es inspiración, a veces nostalgia, a veces alegría. Buena la entrevista, y bien por el fotógrafo.

Gabriel Davalos
 24/1/16 19:00

Sandra:
Tus palabras son un abrazo. Por estos días, cuando tanto duele La Habana, esas sensaciones que me compartes alimentan mi fe. Muchas gracias. (Y yo también soy un poco de los que aprecia lo simplemente "lindo" y lo profundamente esencial; "mi canción no es tan solo de quien pueda escucharla, porque a veces el sordo lleva más para amarla" S.R.)

G

105
Ingrid
 24/1/16 13:50

Que lindas sus fotografías!! Yo quiero una!!

JO
 24/1/16 13:50

Siempre me gusta leer entrevistas a Grabriel, siempre tiene una forma diferente de decir las cosas. Tengo el gusto de conocerlo y es un hombre talentoso y una gran persona. Éxitos para ti man, saludos.

Gabriel Davalos
 24/1/16 19:05

JO
Gracias hermano, solo trato de ir en busca de la esencia de las cosas: cuando pienso, cuando hablo, cuando voy tras una idea... espero que nunca nos falte el deseo de seguir intentándolo. Abrazos
 

G

54
Gabriel Davalos
 24/1/16 19:07

Ingrid, Leonardo, Cris... muchas gracias por sus comentarios; gracias también a la colega Mayra, fue un placer conversar con ella para esta entrevista. Saludos, G

86
Leonardo
 24/1/16 13:47

Me enamoré de sus creaciones desde el primer instante. Fue la primera vez que pude disfrutar del ballet fuera del escenario común. Enhorabuena por la exposición que sé que ha sido todo un éxito. Saludos

Cris
 24/1/16 13:29

Me encantan las fotos de él, es tan artista como los bailarines que retrata.

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