Daymé Arocena: “Vivo en un sueño del que aún no quiero despertar”

¿Cuántas veces escuché su nombre? No puedo contarlas ahora. Las referencias de músicos como Yasek Manzano, Gastón Joya, Ruly Herrera, Edrey Riverín, entre otros, exaltaban su talento vocal y musical, además de su encanto como persona. ¿No es la muchacha de Alami?, pregunté en una ocasión. “Sí, pero ya no es la misma”, me respondieron y fue inevitable que la rastreara.

Su disco Nueva Era apareció de pronto en mi flash, gracias a un amigo de la radio que atesora buena música de todos los géneros y zonas del mundo. Lo escuché una y otra vez, y deseé que algún día pudiéramos conocernos.

Hoy tengo sus contactos telefónicos y cada vez que pisa tierra cubana hablamos del amor, las malas jugadas de la vida y los éxitos que, irónicamente, se mantienen en el plano profesional. La magia de la radio me presentó a Daymé Arocena un día, y sorprendida por su tartamudez, no pude dejar de reírme cuando me dijo: “Pregúntame lo que quieras y hablamos todo el tiempo que quieras, esto se me pasa a veces, y si no, me pongo a cantar y se arregla”. Y la risa fue explosiva, la mía y la de ella, que la distingue como sello inigualable de espontaneidad, sencillez y modestia.

La vida de Daymé Arocena giró 360 grados desde mayo del 2014, “y sigo creyendo que es un sueño del que no quiero despertar todavía”. Cuando el locutor de radio de la BBC, Gilles Peterson, viajó a La Habana con un grupo de artistas electrónicos para trabajar con músicos cubanos en un nuevo álbum de la serie Havana Cultura, descubrió a Daymé en el Centro Cultural Bertolt Brecht.

Su voz coqueteaba con el jazz como aprendió a hacerlo con Los Primos Big Band, asesorada por el maestro Joaquín Betancourt, luego de egresar de sus estudios de Dirección Coral. Su experiencia en la banda de jazz femenina Alami y su colaboración con el artista canadiense Jane Bunnet en el disco Maqueque le antecedían, pero sobre todo Gilles se sintió atraído por su frescura, su soltura, su autenticidad.

El giro comenzó en ese instante y no solo grabó pistas con productores musicales de Rusia, Chile, Sudáfrica y Suiza, como estaba previsto en el proyecto. Daymé recibió la invitación para actuar en el lanzamiento del álbum Havana Cultura Mix: The Soundclash, y durante su estancia, grabó su álbum en solitario Nueva Era con la productora de Peterson, Brownswood, que le ha traído muchos éxitos.

Desde entonces ha hecho un trillo entre La Habana y Londres, de ida y de vuelta, “y también he juntado un montón de horas de vuelo a Japón, a Francia, a Brasil, a Canadá, y a otros países en los que me he presentado. Guardo recortes de periódico con las reseñas que me han hecho, y la verdad es que me da mucha gracia ver que se escribe de mí en japonés, en portugués, en francés... No imaginé que esto me fuera a pasar”.

A ella, que adoraba a Whitney Houston y escuchaba por recomendaciones de su padre a Louie Bellson, es difícil encontrarla ahora en los escenarios cubanos. En el Festival Jazz Plaza estuvo, en concierto único en el Teatro Trianón recientemente, alguna que otra vez en la Fábrica de Arte Cubano… pero sin dudas en la huella musical del panorama jazzístico de este tiempo y en lo que concierne a las pocas voces femeninas del género estará.

Combinar fuerza e inteligencia es su fórmula para desarrollar su estilo propio, “y es difícil porque me interesa que además las personas capten los matices y la sutileza en lo que canto”. Y me habla de su colección de vinilos y me muestra fotos de su nueva casa, y ríe, siempre ríe.

No sabría explicar esa mezcla de afrocubanía, de jazz, de magia sonora que irradia de su voz. No he encontrado aún el resumen de requisitos que pueda explicarme por qué su Nueva Era aparece en la lista de los 50 mejores discos de jazz de los últimos tiempos. Cierto es que detrás de Daymé se despliega todo el aparataje de la industria musical y discográfica de un país del primer mundo, pero no es falso su talento ni es adornado con artificios.

Estoy a la espera de que regrese y podamos hablar. Me alegra mucho verla y escucharla reír mientras me cuenta sus últimas novedades y sus decisiones amorosas. Y cuando se va, siempre me deja esa ansiedad por escuchar su música, la que ya tengo y la que está por venir en su segundo disco.