jueves, 28 de marzo de 2024

Alina Rodríguez, la autenticidad y la cubanía desatadas en la escena

Ver actuar a Alina Rodríguez es como asistir a la eclosión de una fuerza telúrica: potente, sincera, sin artificios, entregada en alma y cuerpo a su misión...

Octavio Fermín Borges Pérez en Exclusivo 28/07/2015
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Con sólo 64 años y en plenitud de facultades el cáncer nos arrebata a una de las grandes, a una cubana rellolla por todos los costados, a una actriz fuera de serie y a un ser humano de excepción, de esos que dejan huella viva para siempre en quienes la conocieron, amaron y compartieron empeños con ella.

Ella quiso que sus cenizas fueran echadas a la mar, la madre real y poética de   la humanidad, para que con su fuerza y su gracia permanezca por siempre junto a nosotros, abrazándonos.

Alina es alguien entrañable para los cubanos; una intérprete que creó una galería de personajes ya míticos en la escena criolls : baste recordar uno de sus más recientes y multipremiados en Cuba e internacionalmente,   la maestra Carmela de la película Conducta, de Ernesto Daranas o  la Maria Antonia, de la cinta homónima de Sergio Giral o la Lala Fundora, de ese clásico cubano Contigo pan y cebolla, de Héctor Quintero.

A ella hay que recordarla viva, recia, sincera, como un tren en la escena como dice Fernando Echevarria, con quien compartió protagónicos muchas veces y asegura que será un paradigma recurrente para las futuras generaciones de intérprete cubanos.

Fernando señala que por esas veleidades del amor que tiene miedo a expresarse,  nunca le dijo cuanto significaba para él, cuanto aprendió con ella y cuanto le debía como artista y ser humano

Enrique Molina, quien cree ser el actor con quien hizo mayor cantidad parejas en la escena,  considera casi imposible poder encontrar otra semejante, a pesar de existir ahora muy buenas actrices cubanas.

Dice que con Alina podía entregarse a plenitud, sin el temor a que ella intentara sobresalir porque la caracterizaban la sinceridad y la honestidad a toda prueba.

Ella no admitiría protocolos ni almidónamientos y por eso a ella se refieren con espontaneidad, como lo hizo una vez la gran actriz y animadora Consuelito Vidal, quien afirmó:

“Qué tronco de actriz es esa Alina Rodríguez!, para los cubanos ¡tronco! de lo que sea, es lo máximo, la cima, esa es la protagonista de María Antonia”.

Alguna que otra vez tuve la oportunidad de conversar con ella; una vez poco después del estreno de Conducta y del revuelo que causó su magistral Carmela

Y me asombró la sencillez, la calidez con que trataba a quienes se le acercaban.

Para Hugo Oslé, cantante y director de la Escuela de Canto Lírico Mariana de Gonitch, Alina pertenece a esa estirpe de grandes actrices cubanas como Candita Quintana y Alicia Rico, para quienes la actuación no tenía secretos y lo mismo asumían con similar talento papeles trágicos o de comediantes.

Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba asegura que Alina tenía los ojos más expresivos de la escena cubana, una encomiable bis cómica y madera para afrontar cualquier papel dramático.

Alina regresa al mar, de donde surgió la vida en la Tierra, para seguir alumbrándonos como emblema de una creadora integral y de un ser humano admirable, de esos que nos conminan a cada uno a ser mejores e irnos superando cada vez más.


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Octavio Fermín Borges Pérez

Se han publicado 1 comentarios


Paloma
 30/7/15 9:17

Al enterarme de su deceso recibí un gran impacto pues no hace tanto pude disfrutarla en el programa de Amaury "Con 2 que se quieran" . Nunca pude imaginar que aquella mujer tan vital e íntegra estuviera tan cerca de su partida final. A sus familiares y amigos mi más sentido pésame. Considero que nuestra cultura ha perdido UN TRONCO DE ARTISTA como vaticinara nuestra querida y siempre recordada Consuelito Vidal.

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