martes, 16 de abril de 2024

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un blog de Mayte María Jiménez

Enigmas de una primera vez

El inicio de las relaciones sexuales constituye uno de los momentos más esperados en la vida de hombres y mujeres, pues impone para muchos el “comienzo” de su adultez...

Cubahora
en Exclusivo 09/02/2012
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Amor Adolescente - MAYTE MA
No existen reglas ni fórmulas preestablecidas para la primera vez.

Llenos de dudas, ansiedades, temores, pero con la expectativa de que será un momento único, adolescentes y jóvenes viven sus primeras experiencias sexuales, aunque no siempre esa primera vez resulta ser tan especial como esperaba.

Tal vez porque se dedica mucho empeño en cómo será, en mantener ciertas apariencias la mayoría de las veces guiados por la presiones de los grupos de amigos, se olvida que lo más importante es prepararse para ello, no solo en el aspecto biológico sino desde la madurez emocional, para hacer de esta una experiencia placentera.

Tristemente no todos tienen la posibilidad de llegar a ese inicio por su voluntad, o de acuerdo a sus verdaderos deseos. La realidad muestra que en no pocas ocasiones se sigue más a los impulsos de los amigos, y hay quienes sufren la violación de su voluntad.

Una duda que comparten muchos es cuándo se deben iniciar las relaciones sexuales, máxime si estas incluyen el coito, lo que implica riesgo de un embarazo no deseado, y mayor peligro de contagio de enfermedades de transmisión sexual.

Según las estadísticas hay una marcada diferencia entre los distintos grupos socioeconómicos en el mundo que pueden mediar la iniciación de las relaciones sexuales para un sexo y para otro.

A partir de estas diferencias se estima que en las clases sociales de menos recursos, la edad entre los 13 y 14 años, mientras que la de las clases medias y altas, se sitúa entre los 17 y 18 años.

Pero no existen reglas ni fórmulas preestablecidas. De acuerdo a las características de la personalidad y las perspectivas de vida de cada adolescente o joven, lo más aconsejable es arribar a ese momento con una preparación psicológica que le permita entender todo lo que sucederá en su cuerpo y en su mente.

EXPERIENCIA DE CUERPO Y ALMA

Para los especialistas la adolescencia puede ser la generación más informada, pero también la más vulnerable. Coinciden en espacios de constante intercambio en la escuela, la casa y tienden a tener mayor curiosidad sobre las temáticas relacionadas a la sexualidad.

Las doctoras cubanas Ángela E. Valdés Quesada y Liuba Díaz Valdés hicieron un seguimiento a un grupo de adolescentes para acercarse a las problemáticas y vivencias de este segmento poblacional en su primera relación sexual, como un momento de placer o displacer.

Según las especialistas, en sus pesquisas encontraron como tendencia que para las muchachas es importante sentirse amadas y, en ocasiones lo confunden con creerse deseadas; mientras ellos dan importancia a los aspectos físicos, como el placer, la excitación o el atractivo físico.

En ambos casos estas iniciaciones esconden muchas connotaciones de fondo. Durante toda la infancia, la seguridad y el amor están garantizados gracias a que los padres son figuras ideales para el niño, pero el adolescente los baja del pedestal para favorecer su independencia y busca desesperadamente el apego en alguien externo a la familia.

En sus espíritu rebelde, lo normal es que se inserte “en cuerpo y alma” en un grupo, pero puede ocurrir que la cobertura afectiva que les proporciona el grupo no sea suficiente y se enreden en alguna aventura amorosa con alguien que los padres nunca aprobarían.

Pero, advierte Valdés Quesada, lo que ignora el adolescente es que estas figuras transgresoras son, en realidad, sustitutos encubiertos de los padres, o sea, cambiar la madre por el novio es no sentirse sola.

Entre chicos de 15 a 19 años, en la antesala de la primera vez, a ellos les pesa no desempeñar un buen papel en el acto íntimo, y a ellas les atemoriza el abandono, el engaño, el dolor y el no ser lo suficientemente deseadas.

Para los adolescentes es muy difícil decir lo que quieren o lo que les gusta, pues asumen, especialmente las muchachas, que esta actitud las dejará en un lugar de debilidad.

En su intervención en el VI Congreso de Educación, Terapia y Orientación Sexual, la doctora Valdés señaló que, si bien es cierto que existe hoy un porcentaje importante de jóvenes que toman alcohol, mantienen relaciones sexuales y al día siguiente no se acuerdan de lo que hicieron ayer, estos no son la mayoría.

Acotó que también hay muchas parejas jóvenes con relaciones afectivas sanas, que son muy activos sexualmente, aunque no dejan de estar asustados en esas primeras experiencias.

EDUCACIÓN A SÍ MISMO

En el decursar de la humanidad, desde la edad moderna y contemporánea, han habido factores que han mediado la decisión de iniciarse sexualmente, entre ellos la educación, las costumbres familiares, las creencias, la religión y las propias presiones por parte de la pareja o del grupo social, los cuales hacen muchas veces apresurar el debut sexual, sin estar realmente convencidos de querer hacerlo.

No pocas historias advertían sociedades en las que el varón era iniciado tempranamente en centros nocturnos, con mujeres pagadas; mientras que las jóvenes debían mantenerse castas y puras hasta el matrimonio. Incluso esta primera vez terminaba siendo desastrosa pues eran destinadas a una persona que no amaban.

Si bien esta costumbre, con el correr de los años, se ha ido perdiendo, en la actualidad muchos jóvenes siguen sintiendo esa presión externa, que supera las propias expectativas y deseos de descubrir la intimidad.

Por eso es tan importante la comunicación y la confianza entre los dos, de modo que sean capaces de decirse lo que necesitan y desean durante la relación sexual.

No se puede obviar que la edad cronológica no siempre se corresponde con la madurez afectiva del muchacho o la muchacha. En primer lugar, el adolescente debe analizarse a sí mismo. Es necesario que conozca su actitud personal ante el sexo.

Sobre todo, ha de plantearse si es suficientemente responsable para asumir las consecuencias de mantener relaciones sexuales con otra persona, y contar con el conocimiento para adquirir y usar la protección adecuada.

Compartir la intimidad tiene un fuerte efecto en la persona y es muy recomendable que las relaciones sexuales se inicien con alguien que ofrezca confianza y amor, que se entregue sin apariencias, y este dispuesto a descubrir sin temores el mundo del placer y el éxtasis.


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