martes, 23 de abril de 2024

Manejo del estrés y enfermedad crónica

Los enfermos crónicos deben llegar a conocer cómo enfrentar el estrés, para ayudarse a manejarlo día a día, pues de mantenerse hará más difícil controlar y dominar la enfermedad...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 04/02/2013
2 comentarios
Mujer estresada
El estrés mantenido puede ser una constante en muchos enfermos crónicos.

Hay muchos tipos de enfermedades crónicas, desde la diabetes y el SIDA, hasta la artritis y las enfermedades cardíacas.

El diagnóstico de una de ellas puede provocar diferentes sentimientos, tanto al enfermo como a los familiares a su alrededor.

Tal vez el afectado haya abandonado por mucho tiempo ciertos cuidados de su persona, incurriendo, por ejemplo, en malos hábitos alimentarios y sedentarismo.

También es probable que haya estado expuesto a diferentes adicciones o a relaciones sexuales promiscuas y desprotegidas, que han sido causas de su enfermedad.

O puede que, como sucede en ocasiones, que la enfermedad sea hereditaria o sin causa aparente.

LAS EMOCIONES CONOCIDAS

Se debe conocer los estados emotivos más frecuentes que experimenta una persona cuando se le diagnostica y tiene que vivir con una de estas enfermedades.

Al principio puede aparecer la sensación de miedo, pero después puede sobrevenir la ira por tener el padecimiento, y la confusión respecto a cómo cuidarse.

O pueden aparecer la depresión y la tristeza, porque posiblemente ya no se pueda vivir de la manera acostumbrada, a lo que se añade el temor del agravamiento con el tiempo.

La autoestima puede cambiar y no sentirse la persona como alguien normal, sentir vergüenza o pena por padecer la enfermedad.

El estrés mantenido puede ser una constante en muchos enfermos crónicos, y por lo tanto una indeseable y peligrosa compañía.

PARA NO SENTIRSE AGOBIADO

Si nos encontramos en esa situación, es decir, si se nos diagnostica una de esas enfermedades, debemos aprender a ser benévolos con nosotros mismos, entendiendo que la adaptación vendrá con el tiempo, igual que el aprendizaje a ajustar la dolencia dentro de nuestras vidas.

Aunque el principio todo puede resultarnos confuso, más tarde comienza a tener sentido, al aprender cómo cuidarnos del padecimiento.

Hay que interiorizar los cambios necesarios en el estilo de vida. Por ejemplo, en el menú, dejar de fumar, o de beber, y hacer ejercicios, o recibir tratamientos de diferentes complejidades.

SIN LUGAR PARA EL ESTRÉS

Los enfermos crónicos deben llegar a conocer cómo enfrentar el estrés, para ayudarse a manejarlo día a día, pues de mantenerse hará más difícil controlar y dominar la enfermedad. Es preciso encontrar modos que le funcionen a cada quien, para disminuir o disolver el estrés.

Estos pueden ser los paseos, la lectura de libros o ver películas relajantes y alegres, escuchar la música favorita o el aprendizaje de un instrumento musical.

Es recomendable practicar yoga, tai-chi o meditación; profundizar la fe en las propias creencias religiosas o filosóficas; desarrollar la creatividad en las artes o las ciencias.

Encontrar maneras de desarrollo personal saludables y divertidas para hacerle frente al estrés, ayuda a casi todo el mundo.

VIVIR CON LA ENFERMEDAD Y MEJORAR

Al principio podrá parecer que la enfermedad nos controla, pero cuanto más aprendamos acerca de ella y hagamos por nosotros mismos, más normales y en control nos sentiremos.

Se debe acudir a especialistas capaces y seguir escrupulosamente el tratamiento indicado. Es imperativo hacer los cambios orientados en cuanto a nuevas costumbres en la vida diaria y eliminación de hábitos nocivos.

LA QUERIDA FAMILIA

La familia y los amigos pueden desempeñar un gran papel, ayudando a los pacientes a sobrellevar una enfermedad crónica.

Cuando una persona esta en esa situación, es esencial hacerle sentir que realmente se preocupan por ella. Lo más importante es la relación amable de los demás con el enfermo.

Los familiares y el propio interesado deben ser selectivos. No todo el mundo debe saber acerca de la enfermedad. Se debe seleccionar cuidadosamente con quiénes se compartirá esta noticia: personas discretas, alegres, optimistas y positivas.

Aquellos con caras alargadas y adustas, y pensamiento pesimista, solo sirven para empeorar la situación.
Después del diagnóstico de una enfermedad crónica, no todo está perdido. Aún hay mucho camino por andar, para bien del enfermo y adecuado equilibrio de sus emociones. Por lo tanto, ¡a comenzar la marcha!


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.

Se han publicado 2 comentarios


ashley anay
 1/3/13 15:51

Hola es cierto que las personas que padecemos una enfermedad crónica pasemos por muchos problemas tanto físicos como mentales...mlo que hay que tener suficientes fuerzas para aguantar y afrentar todo lo que se nos viene encima..a veces pensamos que al nacer enfermos .se nos impide hacer unas cuantas cosas..en mi caso por ejemplo..tengo una enfermedad crónica llamad Acrodermatitis Enteropática y eso me impide muchass cosas..pero gracias a que tengo la autestima alta gracias a Dios he podido hacer mi vida..claro hay cosas que no puedo hacer..pero siempre veo el modo de poder realizarla..por eso les aconsejo que siempre vean al lado positivo de las cosas y vivirás mejor..

Livia
 6/2/13 14:59

Por suerte, contamos con médicos como Ud. Es una maravilla, cómo explica, cómo ayuda y lo mejor...siempre está contento. Ud. sí maneja bien el estrés.

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