lunes, 29 de abril de 2024

La Dolce Vita no tan dulce

A propósito del primer año de la tristísima muerte de quien fue y sigue siendo referente máximo de buena literatura, recuerdo el libro Dolce Vita del eterno maestro de juventudes, Eduardo Heras León...

Carol Cuellar Díaz en Exclusivo 12/04/2024
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Dolce Vita
Portada de Dolce Vita de Eduardo Heras León

Las 140 páginas que componen las ocho narraciones de Dolce Vita de Eduardo Heras León son la representación más clara de lo mejor de la cuentística nacional cubana. Una historia que entrelaza múltiples relatos, con la destreza del chino para conectarlos, reflejando un abanico de sentimientos de personajes  con carencias y limitaciones.

Dolce Vita es una estampa de la Cuba actual. Quizás las historias de cualquiera de nosotros…

Con un estilo directo, economía de medios y la habilidad de contar con la destreza narrativa de quien tiene dominio del oficio Eduardo Heras León, presenta la Cuba que vive y padece.

Este compendio de obras fue escrito a lo largo de dos décadas y los cuentos están datados por el año en que escribió cada uno de ellos. De manera que las historias están dispuestas desde la década del 90 hasta el 2010.

El/los personajes(s) crece(n) a medida que te introduces en la lectura. La primera historia que es Balada para un amor imposible inicia con un joven recién llegado a La Habana, que bien puede ser el mismo individuo de otros cuentos del libro o quizás no.

Como sea, Dolce Vita tiene un desarrollo cronológico y por qué no decir que emocional también. Con La última cena título de la segunda historia hay un desarrollo de personaje. Tal vez, el muchacho del inicio sea el mismo de este relato, como un padre soltero, adulto, que enfrenta las vicisitudes para alimentar a sus hijos en tiempos no tan fáciles.

La visita, por su parte es la historia de cuando conoció al esposo de su profesora, el poeta Emilio Ballegas. La descripción del encuentro con uno de sus poetas de referencia y luego Amor de Ciudad Grande, Mercy y Almuerzo en Santo Domingo tal vez con el mismo jovenzuelo del inicio como protagonista.

Para culminar y con la maestría que con tanta facilidad se percibe en cada una de las obras escritas con la pluma del Chino Heras, está Dolce Vita, el cuento que da el título del libro y que muestra las condiciones reales de una Cuba infortunia, pero de la cual no emite juicios pues permite que la narrativa fluya de forma natural, dejando que los acontecimientos y los personajes se desarrollen a su propio ritmo. En lugar de imponer una interpretación preestablecida, presenta los hechos y las situaciones tal como son, permitiendo que el lector saque sus propias conclusiones y reflexione sobre la complejidad de la realidad cubana.

Asimila a La Habana. A la calle Neptuno, Belascoaín, Perseverancia. A las ruinas de los edificios, a las casas semidestruidas y al polvo de la ciudad.

Porque es la vida quien debe indicar los caminos. Y la historia contada en primera persona por Eduardo Heras León fluye sin ningún ápice de querer batallar contra la realidad.

 


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Carol Cuellar Díaz

Estudiante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.


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